La voz de los estados
Jaime Rodríguez fue electo gobernador de Nuevo León con uno de los mayores índices de aceptación de los que se tenga registro para una entidad, poco más del 48% de los sufragios.
Tan pronto tomó protesta, inició con acciones estridentes como romper las cadenas de la antigua casa de gobierno y exhibir lo que ahí se tenía. También mandó remover la silla del despacho de gobierno diciendo que estaba “enferma de poder y egolatría”.
Vendría después la fallida campaña a la presidencia que le mantuvo alejado de su responsabilidad por más de un año.
Ahora que se encuentra en la segunda mitad de su administración, la situación es diametralmente opuesta.
Escándalos notables y notorios lo mantienen en el ojo del huracán; puestos en el gobierno para familiares, alza en los sueldos y gastos millonarios en empresas de espionaje como lo diera a conocer el diario Reforma.
Veremos el desenlace de esta “bronca”