Gracias por asomarse a la ventana…
La masacre racista de El Paso, ha sido el peor ataque terrorista contra ciudadanos de origen mexicano.
La barbarie se vuelve contra Donald Trump, como consecuencia de su rabiosa retórica antiinmigrante, que exacerba la discriminación, la criminalización étnica y el terrorismo racial.
El discurso del odio provoca crímenes de odio, y la demencia de locos furiosos, como Patrick Wood Crusius, quien es un criminal doméstico, fanático del supremacismo; un hombre que disparó y mató al mayor número de mexicanos posible, para impedir la invasión hispana de Texas.
Al mismo tiempo, la matanza perpetrada en el Wal-Mart de Cielo Vista, pone en evidencia el armamentismo salvaje en la nación vecina, donde es más fácil comprar un rifle que una hamburguesa. Mientras eso no cambie, y no se replantee la venta indiscriminada de armas, proseguirán los horrores del odio.
Un país enfermo de violencia produce ciudadanos enfermos de violencia.
Por ahí debería enfocarse la condena enérgica del gobierno mexicano frente a Estados Unidos, y no con la ingenuidad de exigir la extradición del asesino para juzgarlo.