Como un lobo en una cueva, así actuó Fernando Martínez a la caza de los 5,000m en los Juegos Panamericanos; nunca fue líder de la prueba, hasta que salió al acecho de sus ‘presas’ para ganar la única medalla de oro mexicana, de la undécima jornada de la justa.
Martínez Estrada no figuraba entre los primeros cinco lugares de la contienda, hasta los cuatro mil metros del evento; dejó que el colombiano Iván González, el peruano José Luis Rojas, el boliviano Daniel Troya y el el brasileño Edson Vilela hicieran el ‘trabajo sucio’ y marcaran el ritmo de la competencia, pero hasta escuchar la campanada de la última vuelta, los 400 metros finales, salió de ‘cacería’, a devorar lugares y a falta de 200 metros mostró su especialidad: el explosivo cierre de oro que lo coronó como Campeón Panamericano de las 12 y media vueltas al óvalo, con un crono de 13 minutos y 53.87 segundos.
Al cruzar la meta, lo primero que hizo Fernando fue poner sobre su cabeza un sombrero negro duranguense, icono de su tierra natal y así, dedicó esta medalla a su pueblo: Santiago Papasquiaro, una comunidad de menos de 49 mil habitantes, que lo han visto entrenar para representar por vez primera a México en un evento de ciclo olímpico; una tierra que también vio nacer al compositor Silvestre Revueltas y al escritor José Revueltas.
Esta es la primera historia radiante que Martinez escribe en Lima 2019 y espera repetirla nuevamente: también competirá en los 1,500m de sus primeros Juegos Panamericanos.
Fuente: El Heraldo de México