La comercialización del tomate mexicano sin aranceles en Estados Unidos se dramatiza, mientras los campos de lado sur toman un receso. Después de que el gobierno estadounidense puso impuestos del 17.5% en mayo pasado, los agricultores entraron en negociaciones y se complicaron en los últimos días, porque las autoridades de ese país quieren hacer revisión fitosanitaria de calidad tomate por tomate.
Los jornaleros que se movilizan del norte al sur mexicano no han sido, afectados por ahora, porque anualmente es a partir de mayo cuando los campos permanecen en receso, en espera de la siguiente temporada que arranca en octubre.
Pero los tiempos se acortan. A contrarreloj, Jesús Seade, subsecretario y negociador comercial para América del Norte, intenta librar el requisito de las revisiones que considera “inaceptables” porque el rechazo de tomates por mala calidad ronda regularmente el 0.32% de la totalidad de exportaciones. “La medida es contraria a toda razón”, comentó a través de Twitter.
Los tomateros consideran que EEUU parece no tener voluntad y que los haría perder mucho dinero porque no existe suficiente personal para hacer la revisión en 72 horas como proponen, y la verdura perdería calidad y frescura; en cambio, los mexicanos proponen que sean sólo seis horas de espera y, si no llegan los inspectores, poder avanzar. Actualmente las revisiones se hacen sólo aleatorias y con el jitomate bola.
“Yo creo que más que todo están tratando de pedir cosas para no negociar”, advirtió Manuel Cázares, vicepresidente del Sistema Tomate Nacional de Sonora.
La Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa advirtió en un comunicado de prensa que la revisión provocaría “un nudo logístico” porque se tendrían que revisar 120,000 camiones anuales.
Las negociaciones que arrancaron el 7 de mayo se deben a que Estados Unidos decidió reanudar una investigación antidumping a los tomates frescos mexicanos, después de salir de un acuerdo pactado en 2013, sin embargo, hay tres requisitos que los productores de lado sur consideran inaceptables: las revisiones de todas las cargas, los tiempos de éstas y los ajustes al precio de destino.
El enfado de los mexicanos es tal que pidieron al secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, que, en represalia, se apliquen medidas espejo para que inspeccione la calidad de los productos estrella que Estados Unidos envía a México: maíz, trigo, soya, sorgo, lácteos, fructosa, manzanas, peras, uvas, carne de res, puerco y aves.