Carlos Ferreyra
1.- Caminamos rumbo al Primer Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. No habrá que esperar demasiado del contenido del documento que presentará ante la soberanía, esto es, el Congreso de la Unión.
Quizá respetando sus imposiciones enviará el paquete a los legisladores mientras se alista para una lectura espectacular, en plaza amplia por ejemplo el patio de su residencia palaciega, el Zócalo, antes Plaza de la Constitución, de su mensaje donde acumulará datos sobre las razones por las que somos un pueblo feliz, feliz, feliz.
Hay curiosidad por saber si abordará temas como la cancelación de Texcoco, donde podría haber una rectificación doble: Santa Lucía, una terminal para avioncitos de bajo costo y carga, y Texcoco se reanuda con dinero de los billetudos de este país, encabezados por Slim; por cierto los perjuicios por la cancelación no son muchos en la estimación hacendaria: 75 mil millones de dólares indemnizados a los contratistas, más 160 mil millones de dólares ya invertidos en la obra.
Para seguir con el tema aeronáutico, igual curiosidad sobre los casi 300 millones de dólares gastados en lavado y encerado de la carrocería del avión presidencial, del que anuncian seis posibles compradores. Nadie dice quiénes y aunque se atribuye la tarea de coyotaje a la ONU, la institución dedicada a labores poquito más trascendentes no desmiente ni admite.
Lo cierto es que veremos una modesta rectificación en los temas económicos, donde los hombres de negocios, verdaderos dueños del país se reunieron con don Peje para apretarle las tuercas y ponerle las condiciones en las que invertirán.
Uno salvará la cara ante la nación y la comunidad internacional, donde cada día que pasa lo toman menos en serio, y los otros harán senderito a los oros nacionales, los bolsillos de los mexicanos y se harán cargo de los negocios grandes, los de a deveras en los que, por cierto, hasta ahora el adelantado se llama Ricardo Salinas.
2.- Y mientras, nos atosigan con anuncios en los que el locutor, un ser con dislalia típica del sureste, sigue con cuentos y falsedades que, en opinión de la prensa gringa, en cada intervención pública de nuestro amado mandatario, conlleva seis mentirotas descaradas.
Anunció, con gesto de Agente 007, el descubrimiento de un micrófono muy sofisticado en uno de los salones del Palacio Virreinal. Debería preocuparse, porque desde el inicio del año los único que tienen ingreso y operan dentro de ese edificio, son sus laborantes o colaboradores.
Dice el genial Gustavo Hirales que se trata de un aparato “tan sofisticado, que hasta imbéciles como ellos” lo pudieron detectar.
Cuando Rosario Robles llegó por primera vez a su oficina en el antiguo Ayuntamiento, vociferó en todos los tonos sobre los aparatos que estaban en su área: micrófonos y cámaras de televisión.
Su antecesor había sido otro perredista (en ese tiempo lo eran hasta el Peje) quien los habría instalado y, en todo caso, tenían propósitos de impedir males contra los ocupantes de las oficinas. Si además servían para detectar encuentros cercanos del tercer tipo o de otra índole, pues ya era ganancia suplementaria.
Y como conclusión, se supo que ni siquiera los habían conectado como debían, estaban inservibles, mohosos y sin uso posible. Pero la Robles se sintió personaja de película de misterio como al parecer se revela hoy don Peje.
3.- Minatitlán, 13 muertos inclusive niñitos; Coatzacoalcos, 30 muertos indiscriminados. Puertas aseguradas, salidas de emergencia clausuradas, botes de gasolina en los accesos y tiroteo previo al incendio.
Sin buscar, encontraron pronto a un culpable, detenido dos veces por la Marina, pero que hoy es objeto de peloteo entre autoridades. Los estatales culpando federales; éstos evadiendo responsabilidad aunque fueron quienes dejaron en libertad a La Loca, que así le dicen al presunto asesino.
Surgen indicios de que el sujeto no pudo ser el autor físico del hecho, pero entonces lo elevan a líder de un grupo delictivo. El caso es confundir lo suficiente para que, al paso de los días, y con otra matanza en puerta, se olvide el asunto y no tengan que investigarlo más.
Pueden agregarse aquí las matazones recientes en Michoacán, pero no tiene caso. En los días siguientes seguramente darán de qué hablar ante la impotencia de los militares a quienes les entregaron armas, esas sí sofisticadas, pero les prohíben usarlas.
Reciente el caso de uniformados acorralados por un grupo de civiles que les exigían la entrega de armas decomisadas. De pavor total, verse rodeado de criminales que se saben impunes, sin poder prever cuál será su reacción si los superiores a los que importan un soberano carajo sus subalternos, deciden no regresar las armas que las leyes prohíben en manos de particulares.
De paso, vejados, zarandeados, insultados. Nomás digo, ojalá y los verdes no se cansen de ser humillados y vejados en muchas otras formas, y decidan en un momento dado que ya estuvo suave y decidan actuar por su cuenta.
Y cambiar balazos sin abrazos…