El último día del festival fue interrumpido por la tormenta que provocó el huracán Camille, por lo que el festival se extendió hasta la mañana del lunes 18 de agosto, con una polémica actuación
«En Woodstock pasé de ser un rockero de Sheffield con el pelo grasoso a un hippie de pelo largo, impresionado con el poder de las flores”, expresó Joe Cocker en una entrevista en Chile, sobre como cambió su vida su paso por el festival de Woodstock. Fue él quien se encargó de abrir el tercer y último día del encuentro musical y, aunque ya tenía tiempo en la industria, apenas era conocido.
Cabe recordar que la presentación del sábado culminó a las 8:30 de la mañana con Jefferson Airplane. Cocker subiría al escenario a las 14 horas pero para las dos primeras canciones aún no estaba listo. En su lugar su The Grease Band, interpretó una serie de temas instrumentales hasta que apareció para tocar su set de 11 temas. Especialmente el público se emocionó con su versión de “With a little help from my friends”, original de The Beatles. Fue realmente un punto culminante del festival.
Woodstock coincidió con el Camille, un huracán que arrasó Mississippi e inundó Nueva Orleans y Biloxi. Cuando culminó Joe, la tormenta detuvo el festival por varias horas, desde las 16:10 hasta las 20 horas, cuando salió el granjero Max Yasgur (en cuyos campos tuvo lugar el festival) y agradeció al público por ayudarlo a “demostrarle algo al mundo”.
Después tocó Country Joe and the Fish, que había sido contratado en el último minuto como reemplazo de Jethro Tull. En su corto set se volvió a escuchar “I-feel-like-I’m-fixin’-to-die-rag”, que un día antes tocó su vocalista. Fue el preámbulo de otro momento destacado cuando llegó Ten Years After, banda británica de blues rock que después de superar el fallo del primer tema “Good morning little school girl”, a causa de la humedad que dejó la lluvia, ofreció una actuación histórica, con un cierre espectacular en el tema “I’m going home”, en el que Alvin Lee tocó un espectacular solo de guitarra de 10 minutos.
A las 22:30 horas tocó turno a The Band, agrupación consentida por los creadores de Woodstock, quienes querían producir sus materiales porque representaba la revolución del folk-rock. Incluso el mismo Bob Dylan los respetaba. Sonaron temas como “Long Black Veil” y “The Weight”, “todo tuvo un poco de reverencia. Incluso las canciones más rápidas sonaban casi religiosas”, recordó en una carta Robbie Robertson, de la agrupación.
“La mayoría de los otros músicos subieron y dijeron: ‘Todos aplaudan y canten conmigo’. Pero ésa no era nuestra vocación. Estábamos pensando: ‘Estos pobres imbéciles han estado soportando muchas cosas, así que tal vez deberíamos enviarles una pequeña bendición espiritual’”, agregó.
A ellos les siguió la leyenda del country, Johnny Winter, quien ofreció un set de 65 minutos de su blues eléctrico característico, resaltado por los increíbles solos de guitarra. “Leland Mississippi Blues”, “Mean Mistreater” y la sorprendente “Mean Town Blues” embelesaron; rindió homenaje a Chuck Berry (“Johnny B. Goode”), BB King (“You done lost your good thing now”) y compartió dos temas con su hermano Edgar.
Blood, Sweat & Tears siguió la jornada después de la 1 de la mañana; venía de tener una gran popularidad con sus primeros dos discos mas acababa de perder a su pianista Al Kooper y su actuación fue criticada por algunos músicos, pues dijeron que no estaba a la altura de su fama. Incluso su saxofonista Fred Lipsius dijo que fue el peor concierto que dio la banda en su historia.
Crosby, Stills & Nash salieron a las tres de la madrugada, durante la cual se integró el nuevo miembro Neil Young. Estaban nerviosos y tocaron dos sets, uno acústico y otro eléctrico. “Suite: Judy Blue Eyes”, una canción de amor abrió su set, también recordaron a The Beatles con “Blackbird” y también Young es recordado especialmente por su “Sea of madness”
El blues de Butterfield Blues Band y Sha-Na-Na. El primero tuvo el número lento de “Driftin” y el pegadizo “Everything’s gonna be alright”, que mostró el virtuosismo de la interpretación armónica de Paul Butterfield (líder); el segundo, un grupo de pop rock que vio el amanecer al tocar a las 7 de la mañana con rock and roll, lo que despertó a la audiencia que se notaba cansada.
A las 8:30 de la mañana salió Jimi Hendrix. Fueron presentados como The Jimi Hendrix Experience, pero luego el guitarrista anunció que esa banda ya era cosa del pasado y ahora sus músicos serían Gypsy Sun & Rainbows. Conservó a Mitch Mitchell en la batería y a Noel Redding en el bajo, pero Billy Cox (un viejo amigo de Hendrix) reemplazó a Redding, y también agregó un segundo guitarrista, Larry Lee. No todos se lo tomaron a bien pero Hendrix lució por destreza y entrega.
La interpretación de “The star spangled banner” de Jimi Hendrix fue descrita por un crítico de rock del New York Post como “el gran momento de los años 60”, su reinvención del himno nacional de los Estados Unidos, como un llamado a la paz en el contexto de la Guerra de Vietnam; en el intentó reproducir musicalmente el sonido de bombas y soldados muriendo. No a todos les gustó:
“Cuando mencionas el himno nacional y hablas de tocarlo de una manera poco ortodoxa, inmediatamente obtienes un porcentaje garantizado de correo de odio”, le dijo el presentador Dick Cavett, en una entrevista que le hizo un mes después del festival. “¡No es poco ortodoxo!”, le dijo Hendrix, interrumpiéndolo. “Pensé que era hermoso”.
Éste fue el concierto más largo que ofreció Hendrix en toda su vida e insistió en tocar en último lugar. Su concierto fue presenciado por una pequeña parte del público ya que la mayoría ya se habían marchado (eran las 9 de la mañana de un lunes). Tocó “Purple Haze”, “Villanova junction”, en “Red house” tocó con cinco cuerdas porque se le rompió una y cerró con “Hey Joe”. Se dice que sólo lo esperaron 35 mil personas.