Con el estrépito de un piano lanzado desde la azotea, la figura del amparo queda –políticamente– en la ruta del desamparo.
La razón de ser del juicio de amparo, garantía defensiva de los mexicanos, orgullo y aportación de la escuela jurídica mexicana del siglo XIX, ahora resulta que no es reconocida como tal, cuando se usa como recurso vil contra los proyectos personales de un Jefe de Estado.
Así, la “Cuarta Transformación” corrige la plana de la historia y patenta la idea del amparo como “sabotaje legal”.
Ante la cascada de amparos contra la construcción del Aeropuerto en Santa Lucía, el presidente está por anunciar recursos legales para anteponer los privilegios del Poder Ejecutivo en aras del interés nacional, dar un manotazo y no permitir que los amparos del colectivo #NoMasDerroches sean herramienta para boicotear el proyecto.
Según expertos, López Obrador tiene dos caminos para lograrlo:
Declarar Santa Lucía como un asunto de interés público, en línea con el Artículo 27 constitucional, o bien, declarar la obra como estratégica y de seguridad nacional.
Todo con la ley; nada por la fuerza, reitera…
“Un grupo de intereses creados, no podrán desquitarse por haber perdido negocios al abortar el aeropuerto en Texcoco;
no puede detener el desarrollo del país”, advierte el presidente.
Sólo le faltó decir: ¡me canso ganso!