Después de haber vivido durante más de 30 años como un verdadero jeque árabe, Carlos Romero Deschamps ve extinguirse el poder económico y político que adquirido a su llegada a la dirigencia del sindicato de Pemex por decisión del expresidente Carlos Salinas, el 11 de enero de 1989, 24 horas después de la caída de Joaquín Hernández Galicia, La Quina.
Para Romero Deschamps ya no habrá más privilegios, tampoco impunidad, pues hace unos días, la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP lo demandó ante la Fiscalía General de la República por enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y asociación delictuosa; la acusación incluye a su esposa e hijos.
A pesar de que un juez federal le concedió un amparo contra la orden de aprehensión, podría ser detenido si no comparece ante juzgados, toda vez que sobre él pesan otras denuncias de trabajadores petroleros, presentadas ante la desaparecida PGR; los expedientes fueron archivados por gobiernos priistas, su último protector fue el ex presidente Enrique Peña Nieto.
Romero Deschamps se sentía intocable (en realidad lo era), pues lo cubría el velo de la impunidad que le dio la Presidencia de la República y el PRI.
Figuraba en la alta sociedad de México y creía que con su abogado, Juan Collado, hoy preso por lavado de dinero, ninguna denuncia en su contra iba a prosperar.
Ahora, su preocupación ha crecido porque éste miércoles fue expulsado del sindicato petrolero, a través del voto libre, directo y secreto de los trabajadores de las 36 secciones del Sindicato de Pemex, durante la Convención Extraordinaria que se realizó en la CDMX .
También desconocieron las decisiones tomadas por la Convención del 2017 en la que Romero Deschamps se reeligió como líder petrolero, a pesar de que faltaba un año para que terminara su mandato.
Asimismo, los trabajadores petroleros eligieron a Sergio Carlos Morales Quintana como nuevo líder del gremio y enviarán la documentación de los resolutivos de la Convención para solicitar la toma de nota a la Secretaría del Trabajo.
Fuente: ABCNoticias