Lo ocurrido en el Congreso de Baja California es vergonzoso. Ampliar de dos a cinco años el mandato del gobernador electo Jaime Bonilla Valdez (de Morena) es un atentado contra el sentido común, el derecho y la Constitución. Es violencia legislativa.

 No es posible alargar un mandato ya fijado por los electores en las urnas. Ese tipo de cambios es posible hacerlos antes de la elección, no después de ella.

 El señor Bonilla, rechaza ilegalidad y los detractores, denuncian ilegitimidad detrás de esa verdad sospechosa.

¿Por qué votaron los diputados de oposición a Morena una decisión que va contra sus respectivos partidos?

La hipótesis más probable es el soborno a esos legisladores, lo cual amerita una investigación a fondo.

 Por lo pronto, PRI y PAN preparan sendas controversias constitucionales para echar abajo la decisión legislativa, luego de expulsar a sus representantes traidores.

 La siguiente pregunta sería: ¿dicha acción fue por iniciativa propia o con el respaldo de mero arriba, tomando en cuenta que Morena sólo cuenta con 3 de los 25 diputados locales?

 Es indicativo el respaldo abierto que dio a esa medida la dirigencia nacional del partido en el poder. También es significativo que López Obrador, quien suele opinar de todo, todo el tiempo, haya preferido salirse por la tangente y eludir el tema.

 Las lagunas de silencio también suelen ser profundas…

 

EL MONJE LOCO: Crítico y bronco, el legendario Porfirio Muñoz Ledo, líder de la Cámara de Diputados, se va por la libre. Habla de resolver la aberración aplicando la desaparición de poderes en Baja California porque se trata de una insólita ruptura con la Federación y vulnera el orden democrático y republicano que ofende a la inteligencia.