Hace casi seis meses, el pasado 23 de enero, cambió el curso del chavismo, de Venezuela y de América Latina.
Ese día, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó se juramentó presidente interino, con el apoyo de Estados Unidos y países de América Latina.
Desde entonces, Guaidó ha sumado respaldo entre la población y advierte de los riesgos de mantener el gobierno de Nicolás Maduro.
A medio año del hecho, el opositor insiste: Venezuela vive una dictadura.
Actualmente, en Venezuela hay siete millones de personas al borde de la muerte, hay cinco millones de migrantes. De mantenerse la dictadura, la población más vulnerable quedará al borde de la muerte”, afirma en entrevista con Excélsior vía telefónica desde Caracas.
Los mayores abusos que comete el chavismo, que gobierna desde 2000, son la tortura a muerte, la persecución contra opositores, y los ataques contra la prensa y la libre expresión, asegura.
Actualmente, mi hermano, mi jefe de despacho (José Marrero), está detenido, 25 diputados están perseguidos. El gobierno ejerce presión, el miedo, controla a los ciudadanos por la comida o chantaje social”, insiste.
En este contexto, Naciones Unidas publicó el informe con las conclusiones de la visita de la alta comisionada, Michelle Bachelet, quien revela detalles sobre la situación en Venezuela.
La crisis económica y social se agudizó considerablemente entre 2018 y 2019. La población venezolana está afrontando muy diversas e interrelacionadas violaciones de sus derechos económicos y sociales”, sostiene el documento publicado el 4 de julio.
Naciones Unidas habla de las fracturas en derechos humanos, de las armas de control social”, afirma Guaidó, quien pertenece al partido Voluntad Popular, la agrupación que abanderó también al líder opositor Leopoldo López, preso político.
En enero, el legislador estableció un plan de tres etapas: el fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
Estamos en la etapa de que somos mayoría, que queremos cambio, que se ha desnudado a una dictadura, hay un descontento de las fuerzas armadas, pero el régimen insiste en secuestrar el poder. Somos una catástrofe humanitaria latente”, detalla.
El político de 35 años de edad afirma que se requiere más presión social.
Estamos haciendo de manera muy consciente la protesta en las calles, ¿qué falta? Que los venezolanos continúen con la presión. Se ha destruido la economía, sólo se puede comparar con un país en guerra. Así que es menester, es urgente poder atender la crisis”, sostiene el político que ingresó al Legislativo de su país en el año 2001.
El desencanto con la administración de Nicolás Maduro va en aumento.
El descontento pone al régimen en su peor momento historico de los últimos 20 años, con ocho por ciento de aceptación, un altísimo rechazo, declara.
Fuente: Excélsior