Los barcos balleneros japoneses han zarpado este lunes en la primera caza comercial de esos cetáceos en más de 30 años. Japón anunció el pasado año que abandonaba la Comisión Ballenera Internacional (IWC en sus siglas en inglés) y que retomaría la captura comercial este 1 de julio en su zona económica exclusiva. Dos barcos balleneros y un buque-factoría partieron desde el puerto de Shimonoseki, en la costa oriental de Japón, donde fueron despedidos por los vecinos, autoridades locales y nacionales y se organizó una ceremonia para desear suerte a los pescadores. Otros cinco pesqueros partieron desde Kushiro, en la isla septentrional de Hokkaido,
El objetivo es cazar 227 ballenas —52 de la especie Minke, 150 de rorcual Bryde y 25 de rorcual común— con fines comerciales de aquí a final de año, siempre en aguas territoriales japonesas, aseguran. Al menos una de las embarcaciones regresó por la tarde a Kushiro y descargó sus presas, constató la AFP, dos ballenas Minke.
«Es una industria pequeña, pero estoy orgulloso de cazar ballenas. La práctica existe desde hace más de 400 años en mi ciudad», explicó Yoshifumi Kai, presidente de una asociación de pescadores de ballenas, emocionado por hacerse de nuevo a la mar. Para Hideki Abe se trata de algo nuevo, pues tiene 23 años y nunca había participado en una misión de este tipo. «Estoy un poco nervioso, pero feliz de que podamos empezar. Me gustaría que más personas prueben la ballena, al menos una vez», declaró antes de su partida.
La decisión de volver a cazar ballenas suscitó una condena global por la persecución a la especie. Activistas medioambientales de varios países instaron a los líderes reunidos en la cumbre del G20 en Osaka en los últimos días a que no den la espalda a lo que denominaron «ataque cruel» .
Las autoridades de Japón han sostenido que el consumo de carne de ballena forma parte de su cultura y que la mayor parte de las especies no corren peligro. Desde 1986 pende una moratoria global contra la caza, pero Japón comenzó a partir de aquella fecha lo que denominó caza científica de ballenas en el Pacífico Norte. Los críticos contra la medida censuraron que se trataba de una actividad comercial, pero enmascarada. En 2015, el Tribunal de la ONU frenó la actividad.
«Comía ballena cuando era joven, pero es muy cara últimamente», afirma Sachiko Sakai, de 66 años, taxista en Kushiro, una ciudad portuaria de la isla norteña de Hokaido donde este domingo varios barcos balleneros permanecían atracados. «Quizá ahora que se reanuda la caza comercial resulte más barata», confía.
El consumo de carne de ballena en Japón se situó en los últimos años en unas 5.000 toneladas, una cantidad abastecida principalmente con importaciones y muy lejos de las 230.000 toneladas anuales que se alcanzaron en el pico de la demanda en la década de 1960.
La carne de ballena, que se consume en el archipiélago nipón en sashimi (cortes crudos), rebozada o cocida, fue un alimento muy apreciado en el Japón de posguerra por su bajo coste y alto valor nutricional.
El primer ministro, Shinzo Abe, en cuyo distrito de origen se encuentra el centro ballenero de Shimonoseki, ha apostado desde hace tiempo por retomar la caza, pero el futuro de la industria dista de resultar claro. Unas 300 personas en todo Japón trabajan directamente en la caza y la provisión anual de carne de ballena (unas 5.000 toneladas), apenas supone una ingesta de 40 o 50 gramos por japonés al año.
El Ejecutivo nipón ha decidido fijar sus límites de capturas con el objetivo de garantizar «el uso sostenible de recursos marinos» y según «criterios científicos», según dijeron este lunes altos funcionarios gubernamentales en una rueda de prensa.
Islandia, Noruega y Rusia practican la caza comercial de ballenas tras presentar objeciones formales a la moratoria de la IWC, mientras que otros estados miembros, como Estados Unidos o Dinamarca, realizan capturas limitadas categorizadas como de subsistencia para comunidades aborígenes.
En Japón, la pesca ballenera da empleo directo a unos tres centenares de personas sin incluir a empresas de procesado y envase de carne de ballena, según datos del Ejecutivo, que también tiene previsto conceder subsidios a esta industria con el objetivo de «revitalizarla», dijeron las citadas fuentes.
Fuente: El País