La compra consolidada de papel para imprimir libros de texto gratuitos registró un ahorro superior a 400 millones de pesos, con otro beneficio: por primera vez, el 40 por ciento del componente de los libros es material reciclado; se utilizaron mil 600 toneladas de boletas electorales de los comicios de julio pasado, lo que permitió imprimir 100 millones de ejemplares de un total de 176 millones que se entregarán este año.
Antonio Meza Estrada, director general de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) reconoce, en entrevista con Crónica, un retraso de varios meses en la impresión de los libros para el ciclo escolar 2019-2020, que está a casi un mes de iniciar, lo cual obligó a trabajar contrarreloj.
Pese a ello, a la fecha, 60 por ciento de los libros de texto, en su mayoría para preescolar y primaria, ya están en las escuelas, y se sigue avanzando “de tal manera que el 90 por ciento de los libros estará en los planteles educativos al inicio de clases y el 10 por ciento restante llegará en las dos primeras semanas de septiembre próximo”.
Durante la plática en sus oficinas del sur de la ciudad, resalta la experiencia adquirida en este primer proceso de compra consolidada en la actual administración.
“Primero aprendimos que debemos utilizar todo el año para producir los libros. Comenzar el proceso de producción en octubre y que estén impresos en mayo-junio del año siguiente, y este año comenzamos hasta marzo y se estaban imprimiendo en mayo, de ese tamaño fue el retraso”.
También deberán anticipar la compra de papel, para tener la certeza contar con participantes, buscar precios adecuados “al ser un commoditie que se regula en el mercado internacional y en los futuros de los mercados de la Bolsa de Valores de Nueva York, entonces, si el dólar está caro, encontraremos precios elevados”, otro aspecto es que el papel cumpla con los requerimientos para cada caso: bond para el libro convencional, más grueso para los del sistema braille (un libro de texto normal, equivale a cuatro tomos de este sistema), o más delgado para preescolar, así como tener mayor organización con los productores tanto en producción como en impresión de libros de texto”.
Al respecto, reconoce que encontraron precios de papel elevados y hubo que negociar con los productores para lograr una reducción de 22 mil 500 pesos por tonelada a 19 mil 500 pesos. “El ahorro de tres mil pesos por tonelada es considerable, al considerar que la Conaliteg es un organismo que consume entre 60 y 70 mil toneladas de papel al año, y en esta ocasión la compra fue sólo por 22 mil toneladas”.
“Todo este proceso —que todavía no se concluye, porque aún faltan libros por entregar—, significa que en tres meses, debemos estar listos para arrancar la nueva producción de lo que serán los libros de texto nuevos para el ciclo escolar 2020-2021.
Don Antonio Meza parece regresarse en el tiempo cuando toma un viejo libro de hojas ya amarillentas por el paso de los años y recuerda los años idos: “Éste es de los primeros, es de 1960. Con estos libros, seis generaciones de mexicanos aprendimos, como lo hice yo en un escuela primaria muy pequeñita, donde la maestra Crucita nos enseñó a leer y escribir… en estos libros aprendimos también a amar a nuestro país”, la edición de ese ejemplar fue de 25 mil; hoy, añade, “imprimimos dos millones y medio de cada libro que llevan los niños en las escuelas”.
El reto para la impresión de libros de texto para todo el país es enorme, sostiene, si se toma en cuenta, que no sólo se imprimen libros en español, sino en las diferentes lenguas indígenas y dialectos, así como para débiles visuales –denominados macrotipo, por su tamaño de media cartulina y el tipo de letra—, para personas invidentes con el sistema braille, secundaria, telesecundaria y telebachillerato, para lo cual, destaca, más de medio centenar de dependencias gubernamentales y empresas privadas se han sumado al esfuerzo de la Conaliteg, y han comenzado a donar papel para que pueda ser reciclado y utilizarse en los libros de texto del próximo año, como las secretarías de Salud, Marina, Defensa, Educación, Cultura, Hacienda, Cancillería, así como el INE, INEA, ISSSTE, CNS, Liconsa, CFE, CONAFE, INEE, SAE, entre muchos otros.
Resalta que por el volumen de libros de texto que se compra a las editoriales, el costo unitario promedio es de 40 pesos y si lo hicieran por su cuenta los padres de familia, el costo ascendería a 70 pesos, por ocho materias, lo cual significa un importante apoyo para la economía de las familias, para que sus hijos tengan los libros y puedan estudiar.
Este año estamos viviendo un cambio muy intenso dentro de esta Cuarta Transformación, y se reciclaron 1,600 toneladas de boletas electorales, que se convirtieron en un millón de libros que se imprimieron en la planta de la Conaliteg que está en Querétaro, con capacidad para imprimir 20 millones de ejemplares, “y se tienen que mandar a imprimir o comprar, en esta ocasión, alrededor de 120 millones de libros, más otros 30 millones de ejemplares que se están comprando a las editoriales privadas que son los libros de secundaria que nosotros entregamos”.
El director general de la Conaliteg adelanta que el libro de Geografía de este año, para sexto se está reprocesando para hacer un libro multianual, “será un libro de pasta dura, con contenidos digitales, la finalidad es que al término del año, el alumno devuelva el libro a la escuela y pueda ser utilizado durante cinco ciclos escolares consecutivos”, este proyecto eventualmente se contempla desarrollarlo con otros libros de diferentes materias.
También se invitará a los niños a hacer recolección de papel: libros, revistas, archivos, para poder reciclarlos y cada vez, hacer más libros de texto, “de hecho, ya tenemos muchas empresas que están haciendo donaciones de papel para reciclarlo y así poder salvar más árboles”.
Cuestionado respecto a las voces que criticaron el proceso de adquisición de papel, y las versiones de que los libros de texto no estarían a tiempo, el responsable de la impresión de los libros de texto gratuitos, consideró que ello pudo haberse dado por algo de menosprecio a la capacidad de organización que tiene el sistema educativo nacional, no creyeron que se pudiera lograr, pero, finalmente, se sigue trabajando para cumplir, manifiesta.
Fuente: Crónica