El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó el viernes que este fin de semana el Servicio de Inmigración de Estados Unidos (ICE) comenzará una operación masiva para deportar a miles de migrantes irregulares.
Trump confirmó la operación en un momento en que las condiciones de los inmigrantes en los centros de detención genera un profundo debate que este viernes se traslada al Congreso de Estados Unidos, donde tiene lugar una sesión sobre los niños separados de sus padres.
«Ellos vinieron de forma ilegal», dijo Trump a los periodistas en la Casa Blanca. «Van a sacar a la gente y llevarlas de vuelta a sus países», explicó.
Ante esto, consulados de México en Estados Unidos intensificaron la información sobre derechos de los migrantes al ser detenidos, tal es el caso de los consulados en Nueva York, Washington, Los Ángeles…
Así serían las redadas:
La operación, que comenzaría el domingo, está dirigida a 2 mil personas en al menos 10 ciudades y podría incluir «deportaciones colaterales», es decir que otras inmigrantes que estén en el lugar sean también detenidos, según un reporte publicado el jueves por el diario The New York Times.
En junio, Trump ya había anunciado que Estados Unidos deportaría a «millones de extranjeros ilegales», en línea con su discurso de lucha contra la inmigración irregular, pilar de su campaña y de su gobierno.
La operación fue retrasada con el fin de dar tiempo al Congreso a que busque un compromiso sobre las medidas de seguridad para adoptar en la frontera con México.
Los opositores demócratas reaccionaron diciendo que estos planes amenazan potencialmente a personas que han vivido desde hace años en Estados Unidos y cuyas familias incluyen en muchos casos a hijos estadounidenses.
La amenaza de las deportaciones asusta a muchas comunidades en Estados Unidos. Varias asociaciones han distribuido manuales que incluyen instrucciones sobre cómo comportarse si son requeridos por agentes y cuáles son sus derechos.
El jueves la líder de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, calificó los planes como un acto «sin corazón» y aconsejó a los migrantes al explicar las diferencias entre una orden de deportación y una orden de registro.
«Si un agente de ICE no tiene una orden firmada por un juez, una persona puede negarse a abrir la puerta», dijo leyendo un instructivo.
Según el instituto independiente Pew Research Center en Estados Unidos, hay cerca de 10,5 millones de inmigrantes indocumentados, de los cuales dos tercios han estado en el país más de 10 años.
A principios de 2017, Trump anunció un endurecimiento de la política migratoria y en 2018 lanzó su política de «tolerancia cero», que propició que más de 2.300 niños fueran separados de sus padres migrantes. El gobierno dio luego marcha atrás.
«El gobierno está provocando problemas en la frontera, no resolviéndolos», dijo el presidente de la Comisión de Supervisión de la Cámara, el demócrata Elijah E. Cummings, en una audiencia para fiscalizar al suerte de los menores.
Según un informe publicado por esta comisión, al menos 18 bebés y niños de menos de dos años fueron separados de sus padres por periodos de entre 20 días a medio año.
Al menos 241 niños separados de sus padres fueron colocados en dependencias de la patrulla fronteriza por más de 72 horas que marcan el máximo legal, señaló el informe.
Organizaciones de derechos humanos se agruparon para demandar al fiscal general, William Barr, y a las agencias involucradas en los procesos para impedir las deportaciones previstas para el fin de semana, afirmando que la operación de deportaciones viola el debido proceso.
En vísperas de las operaciones hay convocadas protestas en todo el país en la tarde del viernes y una vigilia fuera de la Casa Blanca.
Fuente: Excélsior