El presidente estadounidense continúa su guerra comercial contra diversos países del mundo y, desde hace unos días, su frente más activo es México. Hoy se celebra en Washington una reunión de alto nivel —y de emergencia— entre representantes de ambos países, debido al reciente anuncio de Donald Trump, quien amenazó con imponer nuevos aranceles a las exportaciones mexicanas ante la imposibilidad de su gobierno de controlar el flujo migratorio en la frontera sur de Estados Unidos.
“El 10 de junio, Estados Unidos impondrá un arancel del cinco por ciento a todos los bienes que ingresan a nuestro país desde México, hasta el momento en que se frene la llegada de los inmigrantes ilegales”, escribió Trump el pasado jueves en su cuenta de Twitter. “Las tarifas aumentarán gradualmente hasta que se resuelva el problema de la inmigración ilegal, momento en el que se eliminarán”.
Un comunicado de la Casa Blanca detalló que los aranceles aumentarán a diez por ciento el 1 de julio y luego tendrán incrementos mensuales de cinco por ciento hasta que, el 1 de octubre, alcanzarán el 25 por ciento y “se mantendrán permanentemente” en ese nivel a menos que el gobierno mexicano “detenga sustancialmente la entrada ilegal de extranjeros” en territorio estadounidense.
La noticia tomó por sorpresa a los mercados, los cuales reaccionaron con una caída del peso mexicano, que en pocos días pasó de 19,08 pesos por dólar a unos 19,82 pesos por dólar, aproximadamente. “La verdad es que vemos un 90 por ciento de probabilidad de que entren en vigor los aranceles del cinco por ciento”, explica Gabriela Siller, académica del Tecnológico de Monterrey y directora de Análisis en Banco Base. “Creemos que el tipo de cambio se va a subir a 20 pesos por dólar y que en la medida en que los aranceles vayan subiendo el tipo de cambio así lo hará”.
Más allá del resultado de la reunión de hoy en Washington, el mismo Trump ha declarado que lo más probable es que primero se impongan las tarifas y continúen las negociaciones.
“No sabemos la seriedad de esa medida, hay muchas probabilidades de que solo sea una simple amenaza porque hay grupos económicos en Estados Unidos que también resultarán afectados”, explica Fausto Hernández Trillo, profesor de la División de Economía del Centro de Investigación y Docencia Económicas de México. “Una de las cosas que hemos aprendido es que los tuitazos del presidente Trump generan mucha volatilidad en el tipo de cambio, sin embargo, después el nivel vuelve a bajar”.
No es la primera vez que las declaraciones del mandatario estadounidense generan inquietud en los mercados. De hecho, el máximo histórico del dólar en México se produjo el 18 de enero de 2017 cuando alcanzó un nivel de 22,25 pesos por dólar, dos días antes de la toma de posesión de Trump, cuando anunció que iba a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Aunque la divisa mexicana se recuperó, los expertos advierten que esta vez que con el plan de medidas arancelarias progresivas el impacto en el intercambio comercial entre ambos países puede ser considerable. México es actualmente el mayor socio comercial de Estados Unidos y en 2018 exportó 346.500 millones de dólares en productos a ese país, según datos de la Oficina del Censo estadounidense. En el mismo periodo, las exportaciones de Estados Unidos hacia México alcanzaron un total de 265.000 millones de dólares.
Según diversos investigadores las medidas tomadas por el presidente estadounidense responden a cuestiones de índole política, antes que a posibles beneficios económicos de su país. Isaac Katz, académico del Instituto Tecnológico Autónomo de México, lo ve como un plan electoral de cara a las presidenciales de 2020 en las que Trump busca reelegirse. “Está lidiando con lo del reporte del fiscal Robert Mueller sobre la trama rusa en las elecciones de 2016, tiene muchos escándalos encima y quiere volver a ganar la presidencia. Para eso tiene que fortalecer su base electoral que es antiinmigrante; por eso creo que todo esto es un gran distractor”, explica Katz.
Miriam Grunstein, académica asociada en el Instituto James A. Baker III de la Universidad Rice, coincide en el afán electoral de Trump en este momento de su gestión: “Con esa decisión le está hablando a la gente que ve la dinámica económica de ambos países como una relación de saqueo y explotación. Está haciendo campaña con los sectores de la población que nunca han apreciado la rica complejidad de la economía entre México y Estados Unidos, es una relación histórica de codependencia”.
La retórica contra los migrantes mexicanos y centroamericanos, así como su estigmatización en sus discursos, fue una de las grandes plataformas usadas por Trump durante su campaña de 2016. Uno de los latiguillos del mandatario fue que México se aprovechaba de Estados Unidos debido a las condiciones comerciales que imperaban en el TLCAN y que el gobierno vecino debía pagar por la construcción de un muro fronterizo.
La primera fase de esta “ofensiva arancelaria” plantea la imposición de un impuesto del cinco por ciento que entraría en vigor el próximo lunes, y el 1 de julio aumentaría a diez por ciento si México no frena drásticamente la llegada de migrantes hacia territorio estadounidense. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha optado por evadir la confrontación y apostar por las negociaciones. “Queremos diálogo y entendimiento”, dijo recientemente López Obrador, y agregó que su gobierno “intentaría encontrar una solución conveniente para los dos países, para los dos gobiernos”.
Sin embargo, los expertos aseguran que lograr cambios significativos en el flujo migratorio hacia Estados Unidos en tan corto plazo es una tarea muy difícil, porque las autoridades mexicanas ya han implementado medidas drásticas contra los migrantes sin papeles. Según las estadísticas gubernamentales, en abril fueron deportados de México aproximadamente 15.000 migrantes, un gran aumento frente a los casi 9100 deportados en marzo. En los últimos dos meses, el gobierno de López Obrador deportó un 67 por ciento más de personas migrantes que la cantidad deportada por su predecesor durante ese mismo periodo en 2018.
Debido a esta situación, la implementación inicial del arancel se considera como algo muy probable. El banco de inversión estadounidense Goldman Sachs ha calculado que la economía mexicana podría verse afectada por hasta 18.000 millones de dólares al año si se imponen las tarifas del cinco por ciento; en el caso del diez por ciento sería el doble, 36.000 millones de dólares.
Un documento del banco afirma que “aunque desde el punto de vista de la competitividad externa de México, un arancel temporal de cinco o diez por ciento no es deseable, está lejos de ser devastador y es poco probable que cambie significativamente el volumen y el patrón de comercio entre México y Estados Unidos”. Goldman Sachs explica que la depreciación del peso mantendrá la competitividad de los exportadores mexicanos, quienes incluso podrían bajar algunos precios para amortiguar el impacto en los consumidores de Estados Unidos.
Juan Carlos Moreno-Brid, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica que la estrategia de Trump introduce una gran incertidumbre en las relaciones bilaterales, tanto económicas como comerciales, lo que puede “incentivar la volatilidad en los flujos de capital de corto plazo y deprimir la inversión privada nacional y la extranjera en Mexico. Eso afecta la trayectoria del tipo de cambio y otras variables financieras importantes”.
La mayoría de los analistas coinciden en que cualquier incremento arancelario por encima del diez por ciento pondría en aprietos a la economía mexicana. Goldman Sachs calcula afectaciones anuales de 18.000 millones de dólares por cada cinco puntos porcentuales, lo que quiere decir que si se llega al 25 por ciento, la cifra podría ubicarse en 90.000 millones de dólares.
Para Siller, de Banco Base, el efecto de cualquier arancel que supere el 15-17 por ciento se resume en una sola palabra: recesión.
“Llegar a esos niveles provocaría una caída en las exportaciones y eso generaría recesión en una economía como la mexicana. El peor de los casos sería la alternativa 25/25; es decir: un arancel de 25 por ciento y la tasa de cambio de 25 pesos por dólar, por decir un número”, explica la analista.
Desde la implementación del TLCAN en 1994 hay amplios sectores económicos de ambos países, como la industria automotriz y el sector agroindustrial, que están muy integrados. El historiador de economía Diego Castañeda afirma que esos aranceles no solo afectan la capacidad de exportar del productor mexicano, sino que también perjudican la capacidad de producción de los empresarios estadounidenses.
“Además tendrá un efecto negativo en la capacidad de consumo en ese país porque buena parte de los costos van a ser pagados por la gente de Estados Unidos”, explica Castañeda. ¨Muchas manufacturas estadounidenses se pueden encarecer porque dependen de insumos o bienes mexicanos. Toda la región pierde competitividad con este tipo de medidas”.
El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, quien lidera la comitiva mexicana que hoy se reúne en Washington con el vicepresidente estadounidense Mike Pence, se ha mostrado optimista y dice que hay un 80 por ciento de posibilidades de llegar a un acuerdo. López Obrador comparte su entusiasmo y ayer advirtió en su encuentro matutino con la prensa que “las consecuencias de esta política serían tan catastróficas que es muy poco probable que se materialicen por completo”.
Sin embargo, Trump, quien se ha convertido en la némesis del peso mexicano, no dudó en contratacar ayer en una rueda de prensa durante su visita oficial al Reino Unido, donde declaró: “México debería tomar más acciones y detener esta arremetida, esta invasión a nuestro país”.
Fuente: www.nytimes.com