Los problemas del ex presidente francés Nicolas Sarkozy con la justicia francesa crecen. Sarkozy será juzgado por corrupción y tráfico de influencias en un asunto judicial conocido en Francia como «caso de las escuchas telefónicas», después de que el Tribunal de Casación denegara todos los recursos que había presentado el ex mandatario para intentar evitar el juicio.
El ex presidente, que se encuentra retirado de la política desde que perdió las primarias de la derecha en 2016, será el primer ex presidente francés en ser juzgado por corrupción en 60 años. El juicio deberá comenzar en los próximos meses, según la prensa francesa.
Sarkozy, que fue presidente de Francia entre mayo de 2007 y mayo de 2012, y su abogado Thierry Herzog son sospechosos de corrupción de un alto magistrado y tráfico de influencias, un asunto que salió a la luz a raíz de unas escuchas telefónicas.
Los jueces habían pinchado el teléfono de Sarkozy ante las sospechas de que pudo recibir financiación del régimen libio de Muamar El Gadafi durante la campaña presidencial de 2007 que le llevó al Palacio del Elíseo.
En esas escuchas telefónicas, descubrieron que Sarkozy habría prometido al magistrado Gilbert Azibert, miembro del Tribunal de Casación, un puesto prestigioso en Mónaco a cambio de informaciones amparadas por el secreto de sumario de otro caso.
La justicia investigaba si Liliane Bettencourt, heredera del imperio cosmético de L’Oréal, financió ilegalmente su campaña electoral de 2007. Los jueces franceses acabaron desestimando en 2013 los cargos contra Sarkozy por el caso Bettencourt.
A cambio del puesto en Mónaco, Azibert tenía que convencer al resto de los magistrados del alto tribunal para que decidieran la devolución de las agendas de Sarkozy y cerraran el asunto Bettencourt. El magistrado no obtuvo finalmente el puesto en Mónaco que le habían prometido.
Sarkozy se iba a presentar a las primarias de la derecha, por lo que no lo convenía tener ningún sumario pendiente. A pesar de ello, perdió en noviembre de 2016 las elecciones primarias.
Fuente: El Mundo