Los ministros de Economía y Finanzas del G20 han expresado su preocupación por los riesgos de unas “tensiones geopolíticas y comerciales que se han intensificado”, en su reunión de Fukuoka (Japón) este fin de semana. Pero, en un comunicado de circunstancias, no han lanzado ningún llamamiento para que Estados Unidos y China, las dos potencias que generan esas tensiones con su enfrentamiento, resuelvan sus disputas.
Sí han precisado que el crecimiento “parece estar estabilizándose” y las proyecciones apuntan a que aumentará “moderadamente a lo largo de este año y de 2020”, señalan en un comunicado consensuado a duras penas tras un espinoso proceso de negociación.
“De todos modos, el crecimiento sigue siendo bajo y los riesgos siguen inclinándose a la baja. Lo más importante, es que las tensiones comerciales y geopolíticas se han intensificado. Seguiremos evaluando los riesgos, y estamos dispuestos a tomar medidas adicionales”, indica el comunicado.
Del documento definitivo ha desaparecido una cláusula que figuraba en el borrador debatido el sábado, que reconocía “la apremiante necesidad de resolver las tensiones comerciales”.
El lenguaje escogido, finalmente, es similar al de la cumbre de líderes del G20 en diciembre en Buenos Aires, ya en plena guerra comercial, en el que las mayores economías del mundo, simplemente, expresaban su apoyo a un sistema multilateral basado en reglas que todos respeten.
Aquella reunión quedó ensombrecida por la bilateral que al día siguiente mantendrían el presidente de EE. UU., Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, y del que salió una tregua para negociar que quedó rota el mes pasado. El encuentro de Fukuoka, también, se desarrollaba a la espera de lo que pueda ocurrir, nuevamente, entre los dos líderes en la próxima cumbre del G20, en Osaka el 28 y 29 de junio.
A la espera de que se confirme si esta vez también celebrarán una reunión aparte, los ojos en la reunión ministerial estaban puestos en los contactos entre el secretario del Tesoro, Stephen Mnuchin, y el presidente del banco central chino, Yi Gang, los primeros entre altos funcionarios económicos de los dos países desde el anuncio de la imposición de nuevos aranceles en mayo. Tras aquel anuncio, las delegaciones encabezadas respectivamente por el representante de comercio de EE. UU., Robert Lightnizer, y el vice primer ministro chino Liu He, se despidieron en Washington sin acordar fecha para volver a reunirse. El fin de semana pasado entraron en vigor las subidas arancelarias: hasta un 25% para 200.000 millones de importaciones chinas en Estados Unidos y para 60.000 millones de productos estadounidenses en China.
En un tweet, Mnuchin calificó su reunión de este domingo con Yi como “constructiva” y “un debate franco sobre cuestiones comerciales”. En declaraciones a la cadena de televisión CNBC, vino a decir que la responsabilidad de seguir adelante o no depende de Pekín: “Si China quiere ir adelante con el acuerdo (para resolver las disputas comerciales) estamos dispuestos a avanzar en los términos que teníamos”, apuntaba. Pero “si China no quiere avanzar, entonces el presidente Trump está perfectamente cómodo con la idea de imponer aranceles que reequilibren la relación”.
El inquilino de la Casa Blanca ha amenazado con aumentar los aranceles también sobre las importaciones restantes de productos chinos, valoradas en unos 300.000 millones de dólares, si no se llega a un acuerdo. Este fin de semana reiteró la amenaza, aunque indicó que esperará a tomar una decisión a su reunión con Xi en Osaka.
El Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés), se ha limitado a confirmar en un breve comunicado la reunión entre su presidente y el secretario estadounidense, en la que hablaron sobre las condiciones financieras globales, cuestiones del G20 y asuntos de interés mutuo.
Los titulares de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20 también subrayaron en su reunión de dos días en la ciudad del sur de Japón “la importancia del comercio y de las inversiones internacionales como importantes motores de crecimiento, productividad, innovación, generación de puestos de trabajo y desarrollo”.
Fuente: El País