Entre el antes llamado Estadio Azul y la Plaza de Toros México, seguidores de ambos clubes se dedicaron cánticos y aventaron objetos para amedrentar a sus contrarios.
Estos grupos estuvieron separados por elementos de la policía capitalina para evitar así un enfrentamiento directo.
Sin embargo, los fans rojiblancos despojaron a un hombre de una playera de las Águilas, la cual quemaron en las afueras del recinto.
Dentro del estadio, algunos aficionados pudieron convivir con sus ídolos previo al partido, pues éstos regalaron fotos y autógrafos.