Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador asegura que Pemex puede construir la planta ajustándose a un presupuesto de 8 mil millones de dólares y terminarla en tres años, los requerimientos podrían llevar el monto real a alrededor de 16 mil millones y a que la construcción tarde ocho años o más, apuntaron.
Tres factores impactarían a la inversión y el tiempo de construcción: el tipo de petróleo disponible en el país, las condiciones del terreno y de la región donde se instalará Dos Bocas, y la lejanía de las zonas donde se consumirían los refinados.
Al crudo que se procesa en una refinería se le conoce como “la dieta”, y el problema es que el 63 por ciento del petróleo mexicano es pesado y tiene mucho azufre.
Este tipo de crudo produce una gran cantidad de subproductos de poco valor, como coque y combustóleo, y para reducirlos se requiere invertir en una coquizadora.
“Entre más pesado el crudo deberá tener mayores procesos para obtener un mayor volumen de combustibles, pero mayor será la inversión”, señaló Ramsés Pech, especialista del sector energético y miembro de la firma Caravia y Asociados.
Ixchel Castro, gerente en refinación y petróleo para la región de América Latina de la consultora internacional de Wood Mackenzie, indicó que, además de la necesidad de producir refinados rentables, es necesaria una unidad de desulfuración para cumplir las normas ecológicas.
Gonzalo Monroy, director de la consultora energética GMEC, refirió que en promedio una unidad de coquización costaría alrededor de mil 100 millones de dólares.
Así, tan sólo los dos conceptos anteriores -la necesidad de una coquizadora y una desulfuradora- agregarían entre 30 y 40 por ciento al costo inicial de 8 mil millones de dólares, es decir, entre 2 mil 400 millones y 3 mil 200 millones de dólares adicionales.
El segundo elemento estructural que impactaría la inversión es la localización y las características de los terrenos y climáticas de Dos Bocas en Tabasco, estado natal de AMLO.
Monroy consideró que, al tratarse de un sitio húmedo y con altas temperaturas, los costos de un insumo clave, como es el aluminio, se elevarían hasta cuatro veces al requerir aleaciones especiales que resistan las condiciones ambientales.
Un factor más tendría que ver con el drenaje necesario en un terreno sin declive, como el de Dos Bocas.
“El terreno de una refinería idealmente debe tener una pendiente para disponer sus fluidos y para cuando llueve”, explicó otro analista que solicitó el anonimato.
El problema es que el terreno de Dos Bocas tiene pendiente cero.
“Tendrían que elevar el terreno muchísimo”, afirmó, “lo que podría elevar el costo total hasta el doble”.
El tercer elemento que va a impactar a los costos se relaciona con la lejanía de las regiones de consumo.
Desde el punto de vista económico, los especialistas también advierten que el mercado más cercano que Dos Bocas podría atender no justifica la construcción de una refinería del tamaño planteado en el sitio definido.
“Una refinería de 100 mil barriles sería más adecuada para abastecer con pipas y ductos que ya existen la demanda de los cinco estados aledaños”, estimó Pech.
“Una refinería de 340 mil barriles (conforme al plan original de Dos Bocas, aunque luego se recortó a 300 mil) requeriría la construcción de nuevos ductos para llevar los combustibles a las regiones de mayor demanda”, agregó.
“Yo calcularía que esto aumentaría el costo en unos 3 o 4 mil millones de dólares”.
Adrian Duhalt, especialista en energía del Baker Institute for Public Policy en Rice University, señaló que ubicar la refinería más cerca de las zonas de alto consumo sería muy importante para evitar el huachicoleo, algo prioritario para el Gobierno federal.
“Entre más largo el desplazamiento de la gasolina o diesel, más riesgoso o costoso vigilar el transporte”, dijo.
“Hay muchos más incentivos para robar gasolina en ductos”.
En este sentido, el especialista indicó que dos ubicaciones más adecuadas habrían sido Tula, Hidalgo, o Tuxpan, Veracruz, que se encuentran más cerca de los grandes centros de consumo y mejor conectados a la infraestructura actual de ductos.
De hecho, en enero pasado el Instituto Mexicano del Petróleo advirtió en un estudio que Dos Bocas sería un proyecto inviable y que, si se desea construir una refinería, la opción económicamente más viable sería en Tula.
Fuente: Staff