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Abaratar elecciones podría salir más caro

Publicado por
José Cárdenas

Gracias por asomarse a la Ventana 

 

 

La semana pasada dio inicio una serie de Foros sobre la Reforma Electoral y del Estado en la Cámara de Diputados. El principal foco de atención está en lo que puede suceder con el Instituto Nacional Electoral (INE).

Por un lado, se habla de una elevada disminución de su presupuesto, que seguramente se traduciría en un recorte de personal.

El costo de las instituciones electorales en conjunto para este año es cercano a los 24 mil millones de pesos, de los cuales, 15 mil millones son para el INE. Mucho dinero, sin duda.

La pregunta será ¿de cuánto debe ser el recorte presupuestal, para no afectar la eficacia y la certeza del entramado electoral?

La austeridad se ha aplicado en todas las instituciones públicas, sin importar que ello repercuta negativamente en el desempeño y calidad de los servicios. Lo hemos visto en materia de salud, ecología, educación y ciencia. Pues otro tanto podría ocurrir con el INE.

La garantía de elecciones ordenadas y esencialmente equitativas que permitieron la alternancia del poder en 2000 y en 2018, se debe a la profesionalización del Instituto. Un recorte excesivo podría poner en riesgo dicha operatividad y eficacia.

También se habla de desaparecer a los institutos electorales locales, conocidos como OPLES.

El problema con todo esto tiene que ver con la autonomía del árbitro electoral. Se habla de la posibilidad de reducir el número de consejeros generales del INE de once a siete. Eso, justificado también por la austeridad (aunque en este caso lo ahorrado sería mínimo).

Pero más bien parece un pretexto para cambiar el conjunto de consejeros, de modo que ahora sean nombrados, en su mayoría, por Morena, que controla la Cámara de Diputados. Si, además, desaparecen las OPLES, tanto las elecciones federales como las estatales quedarán de alguna forma bajo el control del nuevo partido oficial.

Ese es el riesgo real de esta reforma, que en caso de darse en estos términos más bien será una contra-reforma electoral, que nos llevaría de regreso a los viejos tiempos del priismo.

¿A otra nueva dictadura perfecta?

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Publicado por
José Cárdenas