El primer ministro de Papúa Nueva Guinea, Peter O’Neill, dimitió oficialmente este miércoles, lo que podría calmar la crisis política que sacude al archipiélago desde hace varias semanas.
En el poder desde 2011 y amenazado por un voto de confianza que tenía asegurado perder, O’Neill anunció al Parlamento que había presentado su carta de renuncia al gobernador general del país.
Durante su largo mandato en este archipiélago multiétnico en el que se hablan más de 800 idiomas, O’Neill fue criticado por la corrupción endémica y el subdesarrollo crónico que sufre el país, uno de los más pobres del mundo.
Varios ministros dimitieron por sus reservas respecto a un contrato gasístico de 13,000 millones dólares firmado con la empresa francesa Total y la estadounidense ExxonMobil para extraer, canalizar y despachar gas natural licuado a otros países.
El ministro de Finanzas James Marape fue el primero en cerrar la puerta del gobierno, declarando que esas inversiones no derivaban en beneficios para los ocho millones de habitantes o las empresas locales del país, donde el 70% de la población no tiene un acceso fiable a la electricidad.
O’Neill retrasó durante un tiempo su dimisión e intentó llevar a cabo una acción judicial para mantenerse en el poder.
Pero este miércoles dio el paso. “Quiero informar a esta instancia que esta mañana a las 09:45 h entregué […] mi carta de renuncia al gobernador general de Papúa Nueva Guinea para que solucionemos esta cuestión de una vez por todas“.
En los próximos días se espera que se celebre una votación parlamentaria para designar a su sucesor.
Fuente: AFP