Gracias por asomarse a la Ventana…

El Plan Nacional de Desarrollo en realidad reproduce lo que Andrés Manuel López Obrador había venido ofreciendo en su larga campaña a la presidencia…

El problema es que la oferta presidencial en realidad es cercana a una utopía…

Nos dice el presidente que de cumplirse los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo México estaría cercano a países más avanzados, como los Escandinavos, Canadá o Nueva Zelanda…

Lo que no nos dice es que a esos países tan civilizados les llevó todo un siglo alcanzar sus actuales niveles de bienestar y justicia, y en nuestro México, tan poblado y desigual, no es posible lograrlo en un suspiro sexenal…

Por ejemplo, no es posible terminar con la impunidad si no se castiga a nadie, bajo el manto de la amnistía ofrecida por López Obrador.

Tampoco basta el ejemplo moral del presidente para terminar con la corrupción…

Debe haber mayor fortaleza y autonomía de las instituciones…

Y la violencia e inseguridad no se deben al modelo neoliberal. Se deben a múltiples variables. El riesgo es que un mal diagnostico del problema arroje malos resultados…

Y la meta de un crecimiento económico promedio del 4 % es desde luego deseable, pero no se están tomando las medidas adecuadas para ello…

Es decir, no parece que el choque con la realidad que ha experimentado López Obrador en sus primeros cinco meses de gobierno haya logrado que las propuestas se adecuen con bases más realistas y menos fantasiosas…

La realidad es terca, no sigue al voluntarismo, no se modifica por decreto, ni cambia a golpe de declaraciones y retórica…