Los ministros de Relaciones Exteriores de los países del ALBA, un bloque de una decena de naciones encabezado por Cuba y Venezuela, rechazaron lo que llamaron “escalada” regional por parte de Estados Unidos y las amenazas de funcionarios de Washington del uso de la fuerza.
Funcionarios de alto rango de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) -que a lo largo de 14 años confrontó las políticas de Washington para la región- se reunieron en la isla este martes en momentos que Estados Unidos incrementó la presión contra Caracas y La Habana.
Expresamos nuestra preocupación por la agresiva escalada contra Nuestra América, las acciones contra la paz y la seguridad regionales, especialmente las amenazas del uso de la fuerza contra la República Bolivariana de Venezuela, que constituyen peligros para la paz regional”, manifestó una declaración que los representantes firmaron.
Además ratificaron su apoyo al presidente Nicolás Maduro y rechazaron el incremento de las sanciones sobre Cuba recientemente firmadas por el mandatario estadounidense Donald Trump.
El cierre de la jornada de reunión del Consejo Político del ALBA-TCP contó con la participación del presidente cubano Miguel Díaz-Canel.
El lunes por la noche había llegado a la isla el canciller venezolano Jorge Arreaza, quien participó en un acto en una universidad capitalina y por la noche se reunió con Díaz-Canel y el expresidente Raúl Castro.
”Ante los grandes desafíos impuestos por la ofensiva imperialista empeñada en destruir la integración de la región, defenderemos a Venezuela y preservaremos las conquistas alcanzadas por el ALBA”, expresó Díaz-Canel, en su cuenta de Twitter.
Por el lado de Venezuela, grupos de oposición y delegados de Nicolás Maduro dieron a conocer en días pasados que desde Noruega exploraban la posibilidad de iniciar diálogos tras un fallido alzamiento militar encabezado por la oposición a fines de abril, que según el gobierno venezolano estuvo impulsado por Estados Unidos.
La cita de los altos funcionarios de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia, entre otros países, se produce en medio del recrudecimiento de la política de sanciones estadounidense a la nación caribeña luego de que el presidente Donald Trump activara un capítulo de la llamada Ley Helms-Burton que autoriza a presentar demandas a sus ciudadanos contra empresas de terceros países por operar en la isla con propiedades que consideran confiscadas tras la revolución de 1959.
La Unión Europea, Canadá y otros países consideraron ofensiva la ley Helms-Burton, pues intenta imponer la justicia de Estados Unidos afuera de su espacio soberano.
Trump además restringió más los viajes de sus ciudadanos a la isla y el envío de remesas-desmontando el acercamiento iniciado por su predecesor Barack Obama- con el objetivo de presionar financieramente un cambio de modelo político en la isla y evitar el apoyo de La Habana a Venezuela.
El anuncio de la reunión del Consejo Político del ALBA indicó que otro de los objetivos es defender a América Latina como “zona de paz”, en medio de los rumores de una posible intervención estadounidense en Venezuela.
Fuente: Excélsior