La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) redujo este jueves sus pronósticos de crecimiento para la economía de México de este año y 2020, dejándolos en 1.6 por ciento y 2 por ciento, respectivamente, desde el 2 y 2.3 por ciento de su reporte previo.
Esta es la segunda vez que la organización rebaja sus estimados para la economía mexicana. En marzo, la OCDE bajó sus pronósticos en 0.5 puntos porcentuales, comparado con lo previsto en noviembre.
En su reporte publicado este jueves, advirtió que la inversión sigue moderada por la incertidumbre política, además señaló que hay un bajo crecimiento de la productividad e indicó que la menor producción de petróleo sigue siendo un lastre.
“La inversión sigue siendo moderada, lo que refleja la incertidumbre política doméstica como en el extranjero, pero también la consolidación fiscal, que ha contribuido a detener el aumento de la deuda pública frente al débil papel redistributivo de la política fiscal”, señala el organismo en la “Encuesta sobre México 2019”, un ejercicio de análisis sobre políticas y de la situación económica que realiza sobre los países miembros cada dos años, la anterior sobre México fue en enero de 2017.
El organismo reconoció que el moderado crecimiento se ha fundamentado en una estabilidad macroeconómica; pero sin una mejora en el nivel de vida de la población, reflejo de un bajo crecimiento de la productividad, a su vez influenciado por los malos resultados educativos, el débil Estado de Derecho, los obstáculos a la competencia y la informalidad generalizada.
“Muchas de las reformas recientes para abrir la economía aún no han dado sus frutos, ya que sus efectos tardan en materializarse, la implementación continúa y la reforma institucional se está quedando atrás”.
Subrayó la marcada división entre el desarrollo económico del norte y centro del país con los estados del sur, que a pesar del aumento del gasto social, la pobreza y desigualdad son grandes, sobre todo en Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Veracruz.
“Se necesita una mayor igualdad de oportunidades para las mujeres y los pueblos indígenas para abordar las grandes disparidades en el bienestar” y recomendó que sería de utilidad conformar una base de beneficiarios de los programas sociales, ya que no siempre alcanzan a los más pobres.
Fuente. El Financiero