La construcción del nuevo aeropuerto de Santa Lucía requerirá 750 mil litros de agua al día y cuando ya esté funcionando consumirá 6 millones de litros diarios (6 mil metros cúbicos).
Las cantidades incluidas en la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que entregó la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), responsable de la obra, han alertado a las comunidades cercanas.
En San Miguel Xaltocan, Nextlalpan, al suroeste del predio y uno de los tres pueblos mexiquenses que serán más afectados, los ejidatarios han puesto al Gobierno federal como condición para vender sus tierras que garantice que nunca les faltará agua, lo que parece poco probable, pues habitantes afirman que en la zona ya se han secado algunos pozos.
El estudio de impacto ambiental, elaborado por la Escuela Militar de Ingenieros de la Sedena y el Instituto de Ingeniería de la UNAM, señala que los 750 mil litros diarios para la construcción se obtendrán de tres pozos que ya existen en la Base Militar de Santa Lucía.
Para el funcionamiento, sin embargo, se deberá echar mano de la red de pozos del mismo acuífero, el Cuautitlán-Pachuca, el cual, según reconoce la Sedena, está sobreexplotado y pierde 40 millones 493 mil 762 litros de agua al año.
«De acuerdo con los estudios realizados por la Conagua, este acuífero se encuentra actualmente sobreexplotado, por lo que el impacto se considera como adverso significativo, y que además este acuífero abastece a los estados de Hidalgo, Estado de México y parte de la Ciudad de México, esto implica que una buena parte de la población se verá afectada por el suministro de agua al proyecto», indica la MIA en la página 35, de un total de 853.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador le encargó la construcción a los militares y también la administración de las nuevas pistas.
En otras comunidades cercanas, la población ya prepara amparos legales.
«Están hablando de que van disponer de más 6 millones de litros de agua al día cuando ni siquiera está garantizada el agua para los municipios de aquí. Es algo que va más allá de toda la lógica», se quejó Lizbeth Laguna Leal, habitante del poblado de San Sebastián, Zumpango.
La Organización Mundial de Salud (OMS) recomienda un consumo máximo de 100 litros de agua al día por persona, por lo que la cantidad de agua que requerirá el nuevo aeropuerto para funcionar equivale al consumo diario de 15 mil familias de cuatro personas.
Para la vicepresidenta de la asociación civil Ocatlana, que asesora al comité de agua de la comunidad, este es apenas el inicio de una problemática que podría reproducir las protestas que hubo en Texcoco en 2001.
«Nos echaron la bronca para acá con una farsa de consulta que ni siquiera cumplió con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. No se vale trasladar una injusticia por otra», indicó.
Laguna dijo que han enviado escritos a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), a la Secretaría de la Función Pública (SFP) y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para que revisen la Manifestación de Impacto Ambiental, pues advierten que los daños serán mayores. Incluso han promovido la protesta en Twitter #YoPrefieroAgua.
Ahora prevén realizar foros y presentar amparos para defender su derecho a ser consultados y al agua.
En la MIA, presentada en abril, la Secretaría de la Defensa Nacional reconoce que en la zona «existe una tensión» por el agua y ante la sobreexplotación del manto acuífero prevé la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales y de una red para la captación y manejo de aguas pluviales.
«Del volumen total (6 mil metros cúbicos por día) requerido, un 75 por ciento (4 mil 500) podría ser aprovechado del tratamiento para ser utilizada en el riego de áreas verdes y sanitarios, por lo que probablemente disminuya el impacto hacia el manto acuífero», indica.
Ejidatarios de Xaltocan señalan que en diez reuniones que han tenido con la Sedena y el Gobierno federal no ha quedado claro cómo se garantizará que no falte el agua.
«Necesitamos que se nos garantice que no va a faltar el agua, pero nos dan largas», dijo un integrante del comité de vigilancia.
Integrante del Sistema de Agua Potable de Tecámac, Ricardo Ovando, afirma que la construcción del nuevo aeropuerto, nombrado General Felipe Ángeles y que será administrado por la Sedena, repite los mismos errores del proceso para construir el de Texcoco: afectación ambiental, falta de consulta a los pobladores, división de las comunidades.
«En Tecámac hay 130 ejidatarios que van a ser beneficiados con la venta de sus terrenos y somos más de 35 mil habitantes en el municipio», se queja.
Ovando asegura que la situación por el agua será más grave en esta zona, ya que municipios mexiquenses como Tecámac o Zumpango se han llenado con miles de casas de interés social, una situación que se agravó desde 2008 cuando el entonces Gobernador Enrique Peña Nieto las incluyó en el proyecto de Ciudades Bicentenario.
Se esperaba que se construyeran fraccionamientos con todos los servicios, pero Ovando dice que en 16 años se han construido 800 mil viviendas y sin servicios.
«López Obrador acusó que el aeropuerto en Texcoco, en realidad, era la punta de lanza de un gran desarrollo inmobiliario; pues aquí es al revés, ya existe un gran negocio inmobiliario que viene a ser rematado por el nuevo aeropuerto».
Ovando informó que desde enero han pedido a la Presidencia, a la Conagua y a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que respondan cómo garantizarán el agua en esta zona.
«No nos han respondido ni nos han consultado. Nosotros sabemos que se han reunido con los pobladores de San Miguel Xaltocan, pero nada más para prometerles cosas. Les quieren dar espejitos a cambio de su agua», dijo.
Fuente: Reforma