México avanzó al lugar 50 desde el 51 en el Índice Mundial de Competitividad del IMD World Competitiveness Center, entre un total de 63 economías, un desempeño que según se sugiere, está condicionado a la incertidumbre y falta de seguridad que se reporta en el país.
Con el ascenso de una posición se revirtió la tendencia a la baja que inició desde 2016 cuando cayó al sitio 45 del 39 que ocupó en 2015 y que lo llevó a tocar un mínimo en el lugar 51 en 2018.
Mejorar el ambiente de los negocios con menor incertidumbre, mayor justicia y seguridad, encabezan la lista de retos que el IMD identifica para México, pero también advierte la necesidad de promover mayor crecimiento de la economía, a tasas de entre 3 y 4 por ciento a través de propiciar el crecimiento del mercado interno con la innovación y el principio de “Mercado mexicano para productos mexicanos”.
Además, la institución considera necesario mejorar la relación con Estados Unidos y otras economías relevantes del mundo, promover reformas estructurales en educación y energía, e impulsar una mayor inversión en infraestructura pública y en vivienda.
“En un año de alta incertidumbre en los mercados globales debido a los rápidos cambios en el panorama político internacional, así como en las relaciones comerciales, la calidad de las instituciones parece ser el elemento unificador para aumentar la prosperidad”, señaló Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial de IMD, el instituto de investigación que compila el ranking.
Agregó que un marco institucional sólido proporciona la estabilidad para que las empresas inviertan e innoven, asegurando una mejor calidad de vida para los ciudadanos.
El índice, establecido desde 1989, incorpora 235 indicadores para cada una de las economías analizadas, divididos en cuatro categorías: Desempeño económico, infraestructura, eficiencia gubernamental y eficiencia en los negocios.
De las 63 economías analizadas, México se ubicó en el lugar 62 en el renglón de infraestructura para la educación y ocupó la posición 61 en comercio internacional. Otros aspectos en los que calificó bajo fue en leyes para las empresas (57) y en infraestructura tecnológica (56).
Por el contrario, las mejores evaluaciones se observaron en el comportamiento del empleo, con la posición 5, así como en el comportamiento del índice de precios al consumidor, en el lugar 17.
El impulso inicial de confianza que tuvo la administración del presidente Donald Trump por su ola de políticas fiscales, parece haberse desvanecido en Estados Unidos, según da cuenta el ranking al haber perdido el primer lugar frente a Singapur y deslizarse hasta la tercera posición, debajo de Hong Kong.
Singapur es ahora la economía más competitiva del mundo, subió tres lugares debido a su avanzada infraestructura tecnológica, la disponibilidad de una fuerza laboral preparada, favorables leyes para migrantes y formas eficientes de hacer nuevos negocios.
“La competitividad de la economía más grande del mundo se vio afectada por los mayores precios del combustible, las exportaciones de alta tecnología más débiles y las fluctuaciones en el valor del dólar”, explicaron los autores del reporte.
Los economistas consideran que la competitividad es vital para la salud a largo plazo de la economía de un país, ya que empodera a las empresas para lograr un crecimiento sostenible, generar empleos y, en última instancia, mejorar el bienestar de los ciudadanos.
Los países latinoamericanos continuaron mal en el ranking. Venezuela se consolidó en el último lugar de la clasificación por un año más, ya que la crisis política y económica continúa cobrando su precio.
El país que escaló más posiciones en el ranking fue Arabia Saudita (13), seguido de Indonesia (11) y Colombia (6).
Fuente: El Financiero