La mala calidad del aire, ahora por ozono continuó ayer en algunas regiones de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) como Xalostoc, Nezahualcóyotl, Gustavo A. Madero y Azcapotzalco.
Pero las partículas PM2.5 dieron una tregua, pues los registros más altos fueron de 96 puntos en Nezahualcóyotl, debajo de los 161 que se registraron el martes cuando se detonó la Contingencia Ambiental Extraordinaria.
Ayer a las 17:00 horas se habían registrado 139 puntos de ozono en la zona de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM, ubicada en el municipio de Nezahualcóyotl, por lo que la calidad del aire se consideró como mala.
Estaciones ubicadas dentro de la Ciudad de México también sobrepasaron los cien puntos de ozono, por lo que la calidad del aire se consideró como mala.
Para las 17:00 horas, la estación de Gustavo A. Madero registraba 139 puntos de ozono, mientras que la estación Camarones, en Azcapotzalco, tenía 101.
Sin embargo, la tendencia era que los niveles de los contaminantes iban descendiendo gracias a las lluvias y vientos que se registraron en la ZMVM.
A diferencia del ozono, los registros para las partículas PM2.5 eran considerados como regulares y muy lejos de los registrados durante la emergencia atmosférica de los últimos días.
Para las 18:00 horas de ayer todas las estaciones de monitoreo de la Zona Metropolitana del Valle de México mantenían registros de PM2.5 por debajo de los 100 puntos.
La estación con el registro más alto era la de Xalostoc, en Ecatepec con 92 puntos; le seguían Gustavo A. Madero con 86 y Camarones, en la alcaldía de Azcapotzalco, con 85.
El registro más bajo se registró en la estación de Pedregal, en Álvaro Obregón, con 66 puntos.
También las partículas PM10 dieron una tregua.
El martes pasado los registros más altos de PM10 se registraron en Xalostoc, Ecatepec con 126 puntos y en San Agustín también con 126.
Ayer los registros más altos de PM10 fueron de 105 puntos en Xalostoc, Ecatepec y 77 en Camarones, mientras que el más bajo fue de 41 puntos en Pedregal, en Álvaro Obregón.
Fuente: Excélsior