La escudería Ferrari de Fórmula Uno, de la que fue piloto el fallecido piloto austríaco Niki Lauda, ofreció un emotivo homenaje a su figura al apagar todas las luces del Museo de Maranello y dejar tan sólo iluminado el monoplaza Ferrari 312T con el que fue campeón del mundo.
Los visitantes que acuden a visitar las impresionantes instalaciones del «Cavallino Rampante» en Maranello (Italia) se encontraron la sala del museo, en la que se encuentran todos sus vehículos campeones, con una penumbra solo rota por los focos que a modo de homenaje iluminan el coche con el que Niki Lauda les hizo campeones del mundo en 1975.
La rivalidad Hamilton-Bottas, las 300 carreras de Kimi Raikkonen y la magia de Mónaco quedarán eclipsadas este fin de semana por la figura del inolvidable Niki Lauda.
El austríaco, triunfador en el Principado en 1975 y 1976 con Ferrari, falleció este lunes en Zúrich. Tenía 70 años. Deja a los aficionados como herencia tres títulos mundiales, la rivalidad con James Hunt y su regreso de las llamas, cubiertas sus heridas y cicatrices por una gorra roja que convirtió en su sello.
Como piloto, Lauda tenía todo lo que el trazado monegasco exige: conducción precisa, excelencia técnica y pura valentía.
Fuente: Excélsior