El intento de levantamiento en Venezuela animado por el autoproclamado «presidente encargado» del país, Juan Guaidó, ha situado la la crisis venezolana en el campo de batalla del enfrentamiento geopolítico entre Rusia y Estados Unidos.
El respaldo de la administración de Donald Trump a la estrategia opositora que representan Guaidó y Leopoldo López parece total, y ha vuelto a hacerse expreso durante el alzamiento fallido. El secretario de Estado, Mike Pompeo, no descartaba incluso una intervención militar, que sería una más en la larga lista de intervenciones estadounidenses en el continente americano.
Rusia por su parte niega haber impedido a Maduro tomar un avión hacía Cuba y el homólogo ruso de Pompeo, Serguei Lavrov, advirtió de «graves consecuencias» en el caso de que continuaran los “pasos agresivos” en el país latinoamericanos.
Guaidó ha sido reconocido como el presidente legítimo de Venezuela por EE.UU. y más de 50 países (incluyendo a España) mientras Rusia, China, Cuba, Turquía e Irán respaldan a Maduro. De esta manera, se ha internacionalizado un conflicto que hasta ahora era una crisis nacional con dimensión regional, por las tensiones fronterizas con Colombia o Brasil.
La Unión Europea, como bloque, está dividida, al igual que la Organización de Estados Americanos (OEA, de la que ha salido Venezuela) o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Uruguay y México han presentado una propuesta de mediación en la ONU que ha recibido el apoyo de países europeos y latinoamericanos.
Mientras el intento fallido de levantamiento cívico-militar ha puesto a prueba los apoyos internacionales de Guaidó (“España no apoya golpes de Estado”, advirtió la portavoz del gobierno español, Isabel Celaá), la Casa Blanca ha hecho saber que la implicación de Rusia no es bienvenida.
“Este es nuestro hemisferio – ha declarado John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, con una expresión que recuerda a la doctrina Monroe – No es donde los rusos deberían interferir. Es un error por su parte. No va a conducir a una mejora de las relaciones”.
Rusia subió su apuesta por Maduro a finales de marzo, cuando dos aviones rusos aterrizaron en Caracas con un centenar de militares comandados por el mayor general Vasili Tonkoshkurov, jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra. No hay que olvidar tampoco que Rusia se ha convertido en el prestamista de último recurso de Venezuela: Moscú le ha prestado más de 15.000 millones de euros desde 2006, según Reuters.
China, por su parte, ha llamado al diálogo y al acuerdo político. “Esperamos que todas las partes procedan en interés del país y de la gente, eviten los conflictos sangrientos y restauren el desarrollo estable del país tan pronto como sea posible”, ha comunicado el Ministerio de Exteriores chino.
Fuente: RTVE