Carlos Ferreyra
El tuit del nuevo titular de Semarnat, el multielogiado doctor, ecólogo, analista político, defensor de la bioculturalidad, autor de más de 200 investigaciones, doce libros y más de 40 artículos científicos, por nombre Víctor Manuel Toledo, me lleva a mi tiempo como periodista en La Habana.
Verán, amigos lectores, como responsable de uno de los turnos de la mesa de redacción dedicada a América del Sur, entre los materiales que recibía en forma cotidiana, estaba el periódico oficial de Corea del Norte.
El semanario tenía tal estilo que en lo personal me causaba mucha gracia, a veces hilaridad y siempre una curiosidad malsana por saber qué adjetivo, cuál nueva prenda le colgaban al entonces líder máximo de la República Popular Democrática de Corea, por siglas, RPDC.
Hablamos de Kim Il Sung, no recuerdo si el principio de la inacabable dinastía gobernante, el primer heredero o algo así.
Una de las cabezas principales del periódico me hizo entender que siempre se puede ir más allá del ridículo, mucho más allá de la obsecuencia y mucho más allá de la indignidad. Me parecía absurdo que se usara una tragedia para ensalzar al mandatario que, en este caso era realmente el mandante.
Decía el amplio y explicativo cabezal que “Entonando loas a nuestro gran líder, Kim Il Sung y con cantos patrióticos, murieron (no recuerdo cuántos, pero estaban sobre el centenar) niños durante un accidente carretero”.
Más o menos era el anuncio de la nota principal, ocupando media plana y con grandes letras. Luego, la información en la que se detallaba el gran amor de los infantes por su líder, siempre líder, y el valor con que habían afrontado la caída de un centenar de metros al desbarrancarse el autobús escolar en el que viajaban.
A punto de quedar destrozado el transporte en el fondo del barranco, todavía se escucharon lo que en occidente llamamos porras con el nombre del líder, siempre el líder, haciendo verso y al que deseaban larga vida.
Parece increíble tal información, pero así fue y así parece que ha sido la forma en la que el nuevo jefazo de Semarnat logró la chamba. En este caso no necesitó de niños lanzados al abismo para explicar que su líder, siempre el líder, “es una luz que ilumina el firmamento tras la larga noche neoliberal”.
Científico el señor, sólo le faltó recordar que, como Mao, su líder, siempre el líder, será luz que ilumina el pensamiento de los mexicanos. De hecho, su imaginativo mensaje por el que logró el hueso anhelado es simple refrito del libro rojo del histórico dirigente chino.
Con esas prendas será difícil aceptar que enfrente a López Obrador especialmente en su obra magna, el tren Maya que llegará a su rancho en Palenque donde coincidentemente, está el Parque Los Aluxes que en detalle es un proyecto de conservación, rescate y reintroducción de la vida silvestre.
Con participación y recursos de su padre, Patrocinio, la exsecretaria Josefa González Blanco Ortiz Mena dedicó varios años al parque para la recuperación de especies en vía de extinción. En su folleto invitando al turismo a conocerlo, hace especial mención del jaguar, felino emblemático de la región y en peligro de extinción con el posible tren, según denuncia de conservacionistas.
También presentes las coloridas aves como el tucán y una enorme variedad de loros, monos pequeños y de mediana talla…
Personalmente considero que Josefa nunca debió aceptar un encargo que pensó cumplir, pero para el que le quitaron toda función ejecutiva y la dejaron sin dinero. De allí los incendios, su propagación y la impunidad con que los campesinos y los “desarrolladores”, incendian bosques para aprovechar los terrenos baldíos en su beneficio.
Unos, para sembrar, como es el caso del aguacate en Michoacán, donde miles de hectáreas han sido vandalizadas para resembrarlas con este fruto. En Chiapas es tradicional la quema, roza y siembra que representa el arrasamiento de aboles valiosos y el agotamiento de la tierra que queda yerma.
Al llegar a Semarnat, Josefa debió enfrentar los retos que representan la desforestación masiva de la zona en torno a Palenque, sede del parque y residencia de La Chingada, el rancho de don Peje, además de algo que se considera poco, los vestigios de la cultura maya.
Puedo errar, pero esta fue la razón de la renuncia de la funcionaria: la imposibilidad de defender la zona a la que ha dedicado sus esfuerzos durante años.
Para dejarlo más claro, para reforestación y combate a los incendios, le quitaron 16 mil trabajadores, muchos campesinos de las regiones siniestradas, que eran contratados en forma ocasional con lo que no sólo se les proporcionaba una forma de subsistencia y cumplían con una labor de la mayor importancia para la conservación de la ecología.
Pero así es, decía el falaz anuncio: México fuma Elegantes, y 20 millones de mexicanos (población total entonces) no pueden estar equivocados.
Hoy, 30 millones no pueden estar equivocados, aunque al parecer aumenta entre ellos el número de arrepentidos.
carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com