Sri Lanka se encuentra en medio de una crisis política que amenaza con devolver la violencia a la nación-isla que se ubica al sur de Asia.

En octubre de 2018 se desató un enfrentamiento político cuando el presidente despidió al primer ministro, suspendió el parlamento e intentó instalar a un expresidente en lugar del recién destituido premier.

Eso generó una agitación política que Sri Lanka no vivía desde 2009, cuando terminó una guerra civil que duró 26 años en el país de 21 millones de personas.

¿Por qué fue despedido el primer ministro?

El presidente Maithripala Sirisena argumentó el despido de Ranil Wickremesinghe, el 26 de octubre, por no haber investigado adecuadamente un complot para asesinarlo, indicando que dicha conspiración involucraba a un ministro de su gabinete.

También lo acusó de haber cometido errores en la administración de la economía del país. Lo anterior generó una tensión entre ambos, misma que se convirtió en confrontación cuando el Sirisena intentó nombrar a Mahinda Rajapaksa como primer ministro, un expresidente.

La destitución, para Wickremesinghe, fue descrita como “descaradamente ilegal, inconstitucional y oportunista”.

¿Qué ha pasado desde entonces?

El intento de Sirisena de nombrar a Rajapaksa fue rechazado en votación dos veces por los legisladores. Posteriormente congelaron las cuentas del expresidente y los salarios ministeriales, en un intento por estropear la capacidad del gobierno para implementar nuevas políticas y realizar nombramientos.

La confrontación se incrementó el 15 de noviembre de 2018, cuando legisladores intercambiaron golpes en la cámara parlamentaria. Para resolverlo, Sirisena disolvió el parlamento y convocó a elecciones el 5 de enero, sin embargo la Corte Suprema dictaminó que eso era inconstitucional y pidió al presidente reinstalar en su cargo a Wickremesinghe.

¿Por qué es controversial el nombramiento de Rajapaksa?

Fue presidente de 2005 a 2015 y estuvo implicado en violaciones a los derechos humanos hacia el final de la guerra civil. Fue criticado por su estrecha relación con China y por un incremento en los préstamos solicitados a ese país.

Aproximadamente el 80 por ciento de los ingresos del gobierno actualmente se destinan al pago de esas deudas.

En Sri Lanka, el 80 por ciento de los habitantes son de la comunidad étnica cingalesa. Rajapaksa sigue siendo popular en ese país porque una gran cantidad de personas de esa comunidad le atribuyen haber terminado con la guerra civil que dejó cientos de muertos.

¿Por qué hubo guerra civil?

Sri Lanka ha estado en conflicto prácticamente desde que se independizó de Gran Bretaña en 1948. Los cingaleses intentaron privar de derechos a los trabajadores inmigrantes de la comunidad étnica tamil, provenientes de India. Los tamiles representan el 9.4 por ciento de la población.

En 1972 el nombre del país de cambió de Ceilán a Sri Lanka y el cingalés se convirtió en el idioma oficial. El budismo fue establecido como la religión principal.

Fue entonces que se creó el grupo de los Tigres de Liberación de Tamil Ealam o ‘Tamil Tigers’ en 1976, y comenzaron a hacer campaña por una patria tamil en el norte de Sri Lanka. Eso desató una guerra civil que mató a casi 100 mil personas.

¿Qué pasó tras la guerra?

El crecimiento económico de Sri Lanka comenzó casi de inmediato ya que se activaron algunos sectores, principalmente el turismo.

Los préstamos chinos financiaron el desarrollo de infraestructura. En Sri Lanka, el clima extremo, tanto sequías como inundaciones por igual, mantiene a muchos habitantes en la pobreza.

Pero el país ha aprovechado aspectos claves como su ubicación en rutas marítimas clave en el Oceáno índico y sus playas se han convertido en su principal atractivo junto con sus antiguos templos. Sri Lanka fue nombrada uno de los principales destinos turísticos de 2019 a nivel global por Lonely Planet.

Desde 2009 se ha incrementado 7 por ciento el turismo, principalmente proveniente de China e India, contribuyendo con 4.5 por ciento del PIB.

¿Volverá la violencia?

Sri Lanka, luego de 10 años de paz y crecimiento, vive un momento tenso. Aunque la confrontación política no ha derivado en disturbios y violencia si ha habido protestas y movimientos en diversas ciudades desde octubre de 2018 a la fecha.

El temor es que si Rajapaksa, quien perdió las elecciones en 2015, regresa al poder, reavivará el nacionalismo religioso y étnico de los cingaleses lo que generaría nuevos enfrentamientos.

En su mandato, se negó a cooperar con las investigaciones sobre violaciones a los derechos humanos durante la guerra, mientras que Wickremesinghe se había comprometido con la comunidad internacional a generar mecanismos de justicia para la verdad y rendición de cuentas sobre los abusos en la guerra.

Fuente: El Financiero