Tigres y Monterrey se volvieron a encontrar en una final, apenas un año y cuatro meses después del título de Liga MX que los felinos le ganaron a la Pandilla en el Apertura 2017.En esta ocasión, los Rayados se llevaron el primero de los dos encuentros que definirán al monarca de la Conchachampions.
Los Rayados ganaron 1-0 como visitantes y llegarán al duelo de vuelta en su estadio con la ventaja, algo que no ocurrió en diciembre del 2017.
El vistoso recibimiento que montó la afición de los Tigres cuando su equipo entró a la cancha del Estadio Universitario, no tuvo efecto alguno en el rendimiento de los visitantes durante los primeros minutos del encuentro, todo lo contrario, ellos fueron los que tuvieron las oportunidades más claras.
Como es una costumbre, el defensa de Rayados, Nicolás Sánchez, no dejó de sumarse al ataque en varias ocasiones, en dos de ellas eludió la marca de Hugo Ayala y logró provocar peligro. El poste salvó en la primera, pero nadie pudo evitar que el zaguero argentino rematara de cabeza en un tiro de esquina al 41’ y marcara el primerode la serie, tal y como sucedió en la última final entre ambos.
El del segundo tiempo pareció un partido completamente diferente. Monterrey renunció al ataque y Tigres fue a buscar el empate a toda costa. Al 50’, el entrenador de los universitarios, Ricardo Ferretti, metió al delantero francés André-Pierre Gignac, quien no inició el juego porque apenas se acaba de recuperar de una lesión. El galo no fue el único que ingresó a la cancha en ese momento, Jürgen Damm también lo hizo.
Rayados se defendió adecuadamente y los locales comenzaron a caer en la desesperación de tiros carentes de dirección y jugadas desprovistas de creatividad. A diez minutos del final, Guido Pizarro dejó escapar la última oportunidad. El ‘Conde’ no pudo conectar un buen remate de cabeza, pese a la inmejorable posición que lo había dejado el centro de Damm.
Resulta complicado no comparar esta con la última final entre ambos, sin embargo, esta eliminatoria ya empieza a escribir su propia historia. De entrada el partido de ida no fue el empate a uno de aquel torneo, sino una ventaja que deja el camino libre a Monterrey para buscar la revancha en su estadio y con su gente.
Fuente: Excélsior