Gracias por asomarse a la Ventana…

No es burla ni engaño; en Palacio deambulan rencores, murmullos y rumores…
Cuando concluya la presidencia de Luis Raúl González Pérez en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, esta institución, –obra del salinismo–, va a desaparecer…
O al menos se va a transformar…
Será una “Defensoría del Pueblo”, igual que en Venezuela, Nicaragua y Bolivia…
El sólo nombre es conmovedor…
Defender al pueblo…
¿De qué?
De las violaciones a los Derechos Humanos…
Esta decisión, si llegara a cumplirse debe inscribirse en el capítulo de las conveniencias, no de las ocurrencias…
A la “Cuarta transformación” le repugnan las comisiones autónomas y los órganos reguladores fuera de su control…
Ya lo vimos con el caso de la Comisión Reguladora de la Energía y también con los amagos contra el Poder Judicial, ya sea por el tope salarial o la ampliación del número de ministros…
Ya el presidente ha dicho cuánto y cómo la parecen inaceptables los órganos autónomos, que han construido, dice él, un gobierno paralelo…
Desaparecerlos es muy complicado; absorberlos es más sencillo: cuando llegue la rotación de sus integrantes, se pondrá en su lugar a los devotos del “morenismo”. Nadie se opondrá más…
La CNDH, pasará a ser un órgano que se vigile y recomiende a sí mismo, subsidiario, casi, de la subsecretaría de Derechos Humanos de Gobernación, que hoy investiga los desaparecidos y la comisión de la verdad del caso Iguala…
No se trata de sustituir. No. Se trata de controlar…