A menos de un mes de finalizar el acuerdo de suspensión del tomate, el próximo 7 de mayo, el gobierno de México insistirá en las negociaciones para evitar que productores nacionales paguen la cuota compensatoria de 17.5 por ciento.
Lo anterior lo señaló la titular de la Secretaría de Economía (SE), Graciela Márquez Colín, quien adelantó que el próximo jueves se reunirá con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, para encontrar una solución al caso antes de la fecha citada.
El encuentro está previsto en las actividades del US-México CEO Dialogue, programado en Mérida, Yucatán, y donde Ross hará su primera visita a México.
“A pesar de que no somos una parte involucrada (en el acuerdo de suspensión), hemos sentido la necesidad de acompañar a los productores nacionales (en la negociación)”, argumentó la funcionaria en rueda de prensa.
Márquez Colin dejó en claro que la actuación del gobierno se ha limitado a los exhortos, pues se carece de un marco jurídico para aplicar una represalia comercial u otro tipo de medidas.
Destacó que los productores estadounidenses, de Florida particularmente, están dispuestos a analizar la propuesta que presentó México para continuar con el acuerdo de suspensión.
“Hay espacios importantes de negociación antes de que entre en vigor, el 7 de mayo, la suspensión del acuerdo”, sostuvo la funcionaria.
El director general de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), Mario Robles, recordó que la semana pasado hicieron una nueva propuesta para alcanzar un acuerdo y siguen sin tener respuesta, a pesar de haber cedido en varios puntos, como lo pidieron los productores de Florida.
Los agricultores mexicanos aceptaron eliminar el precio de verano, algunos ajustes relacionados a la calidad y un aumento del costo de referencia, de 31 a 33 centavos para la hortaliza de campo abierto y a sombra.
Incluso, acodaron incrementar hasta 30 por ciento el costo de la nueva categoría de tomates orgánicos, cuando la contraparte estadounidense demandaba 85 por ciento.
“Esas son las diferencias y las partes donde cedimos para llegar a un acuerdo rápido y (…) seguimos dispuestos a establecer un diálogo sobre la propuesta hecha, no la que ellos hicieron”, remarcó el dirigente.
Agregó que “una cuota compensatoria no conviene a nadie. En Estados Unidos la terminaría pagando el consumidor. El impacto de una cuota compensatoria podría dejar fuera de la exportación a pequeños y medianos productores”. Estimó afectaciones a 400,000 empleos directos y más de un millón por el efecto multiplicador.
“El consumidor americano prefiere comprar los tomates mexicanos de mejor sabor y de mejor seguridad para su salud, gracias a las excelentes condiciones que tenemos aquí, en México, para la exportación”, sostuvo.
“Los productores norteamericanos de jitomate buscan una mayor protección”, señaló el representante de productores tomateros.
Sobre la propuesta mexicana, comentó Robles, se aceptó eliminar el precio de verano -el acuerdo tiene un precio para verano y uno para invierno-, el cual es más bajo que el precio de invierno, es decir, un incremento de precio para los productores de verano de México.
“Analizamos la información estadística y, finalmente, llegamos al consenso de que los productores de verano aceptarían que hubiera un solo precio”, sostuvo.
Los productores mexicanos ofrecieron un esquema de vigilancia “mucho más estricta en las ventas que se hacen dentro de ese país para que se cumpla con el acuerdo”, agregó.
También se aceptaron ajustes relacionados con defectos de calidad, se ofreció un aumento en el precio de referencia de 31 a 33 centavos centavos.
Ha faltado pounch en la búsqueda de mercados alternativos, reconoció Mario Robles. “El tomate tiene una característica muy especial: es un producto perecedero. Entonces tiene que ser transportado bajo condiciones de refrigeración y humedad relativa que son muy exigentes”, subrayó.
Hay dos formas de transportar el tomate: por barco y avión.
La ventaja de la transportación marítima es el precio el producto se mantiene en el mercado-, pero perdería calidad. Mientras que por avión, se conserva la calidad, “pero el costo que representa nos sacaría del mercado”.
“Un mercado no se conquista de la noche a la mañana, tenemos que empezar a construirlo ya (…) es algo que tenemos en agenda ya”, sentenció el representante de los tomateros mexicanos.
Robles externó su confianza en que, gracias a la tecnología, se podrá contar con un tomate que aguante hasta cuatro semanas sin perder calidad para soportar un viaje en barco y, eventualmente, llegar a esos mercados.
En su momento, el subsecretario de Agricultura, Miguel García Winder, reiteró la importancia del acuerdo de suspensión y la preocupación generada por la constante negativa de Estados Unidos.
El funcionario explicó que México produce alrededor de tres millones y medio de toneladas de tomate y exporta alrededor de 1.6 millones de toneladas, de los cuales entre 1.3 y 1.4 van a los Estados Unidos.
“Los productores de tomate son la prioridad” de las autoridades mexicanas, por lo que desarrollarán estrategias más amplias para apoyarlos e incluso buscar mercados alternos de exportación, concluyó.
Por su parte, Rosario Antonio Beltrán, presidente del Sistema Producto Tomate Nacional, señaló: “las propuestas que presentamos fueron contundentes y buenas, y estamos a la espera de que ellos (los estadounidenses) nos den una contrapropuesta seria. Además de la gente en Estados Unidos y afectarían los volúmenes porque bajaría” .
El tomate es el tercer producto agropecuario que más exporta México, solo detrás de la cerveza y el aguacate, con un valor de 3,000 millones de dólares.