Gracias por asomarse a la Ventana…
-¡Ese es mi pueblo!-, respondió eufórico el presidente López Obrador cuando cientos de manos arriba le apoyaron en su decisión de no confrontarse con Donald Trump por las amenazas de cerrar la maldita frontera con México, para frenar ríos migrantes que corren de sur a norte…
La nota no es Trump ni sus reiteradas exhalaciones volcánicas…
No…
La revelación informativa está en la respuesta inducida del presidente López Obrador ante la multitud reunida el viernes en Poza Rica, Veracruz. Es el valor que el presidente le da a la consulta a bote pronto para evadir una confrontación con Trump sin arriesgar la dignidad, que obligaría a exigir el respeto que nos niega el inquilino de la casa Blanca…
Para asombró de muchos y desilusión de otros, el presidente mostró astucia. Elige mesura. No engancharse. No responder. Medirse. Hace bien…
Lo de Trump es un tema doméstico enmarcado en el contexto de la reelección del magnate. Por eso no el presidente no se va a pelear con el gobierno de Estados Unidos, aunque en el fondo la migración de centroamericanos sea un reto monumental para ambos países.
Van datos duros: el flujo de indocumentados ha pasado de entre 35 y 40 mil migrantes al mes, durante los últimos cuatro años…
Sólo el pasado mes de febrero la cifra rebasó 76 mil; en marzo fueron cien mil. En diciembre, la cifra podría llegará al millón anual, de la mano de un negocio ilícito descomunal, en el que coyotes y tratantes de personas cobra entre dos mil y seis mil dólares por cruzar a Estados Unidos a cada indocumentado…
Saque usted las cuentas; y verá que la cifra rondará los 500 millones de dólares mensuales; 4 mil 800 al año…
Dignidad aparte, le digo, esa es la magnitud bronca, de la crisis humanitaria, más allá de pleitos tuiteros de callejón y las manos arriba para evitarlos…