Este viernes, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha establecido sanciones contra las empresas Ballito Bay Shipping y ProPer In Management —con sede en Monrovia (Liberia) y El Pireo (Grecia), respectivamente— por sus vínculos con el sector petrolero de Venezuela y el transporte de crudo de ese país a Cuba en el buque Despina Andrianna.
Con la intención de cortar los suministros de petróleo entre Caracas y La Habana, Washington también ha tomado medidas contra 34 embarcaciones en las que estima que la petrolera estatal venezolana PDVSA «tiene interés», así que desde estos momentos considera esas naves como «propiedad bloqueada».
Steven Mnuchin, secretario del Tesoro de EE.UU., ha responsabilizado a Cuba de ser «una fuerza subyacente que ha nutrido el descenso de Venezuela a la crisis» y ha declarado que esas entidades y las embarcaciones que transportan crudo de Venezuela proporcionan «un salvavidas para mantener a flote el régimen ilegítimo de Maduro».
«Cuba sigue sacando provecho del régimen ilegítimo de Maduro, apoyándolo con esquemas de crudo-por-represión mientras intenta mantener a Maduro en el poder. EE.UU. se mantiene comprometido con una transición hacia la democracia en Venezuela y con responsabilizar al régimen cubano por su participación directa en la desaparición de Venezuela«, ha afirmado Mnuchin.
Por su parte, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, denunció la escalada de agresiones «monroístas» de la Casa Blanca y el uso de «mentiras escandalosas» contra Cuba.
«Sesenta años de agresión imperialista no han doblegado la voluntad de los cubanos. Las nuevas medidas que hoy celebran altos funcionarios y políticos anticubanos en #EEUU no lo lograrán», tuiteó el canciller.
El director del Consejo Económico Nacional estadounidense (NEC, por sus siglas en inglés), Larry Kudlow, dijo este miércoles que en el caso de que caiga el Gobierno de Nicolás Maduro, EE.UU. planea «inyectar dólares» a Venezuela para «rescatar» la economía del país.
Actualmente Venezuela atraviesa una dura crisis política y social, que se ha incrementado desde la autoproclamación de Guaidó como «presidente encargado» del país, ocurrida el 23 de enero.
Desde entonces, EE.UU. ha impuesto nuevas sanciones a Venezuela, que incluyen el bloqueo de fondos en bancos internacionales, como medida de presión al Gobierno venezolano.
A finales de marzo, el Gobierno de Trump sancionó al Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes) de Venezuela y sus subsidiarias y también impuso sanciones contra un banco de Rusia en relación con la actual situación en el país sudamericano.
A finales de febrero, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, denunció ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que, producto de las medidas coercitivas unilaterales aplicadas por Washington, Venezuela ha perdido más de 30.000 millones de dólares «desde agosto de 2017».
El analista internacional Francisco Coloane sostiene que Washington asesta un doble golpe con las sanciones contra La Habana y Caracas para debilitar esta alianza latinoamericana. «Creo que EE.UU. cruzó el límite, cruzó la línea roja en cuanto a la agresión, no solamente a Venezuela y a Cuba en este caso, sino una agresión a América Latina y a la independencia de la gente», comentó Coloane a RT.