Un día como hoy, hace 17 años, el cine mexicano perdió a una de sus máximas figuras: María Félix. Su imagen y su obra, sin embargo, permanecen latentes en la historia de nuestro país y, más aún, en el corazón del pueblo que la recuerda con admiración y cariño.
Fue por una de esas cosas raras del destino que La Doña falleció el mismo día en que cumplía 88 años, pues nació el 8 de abril de 1914, y dejó de existir el 8 de abril de 2002 mientras dormía en su residencia de Polanco, en la Ciudad de México. Un infarto al miocardio la dejó en brazos de Morfeo para siempre.
Era todo un personaje. Más que María Félix, la actriz justamente interpretaba ese personaje que se había creado a la perfección, forjando desde entonces su leyenda.
También le llamaban María Bonita, en alusión a la melodía que le compusiera su entonces marido, Agustín Lara, cuando le cantaba aquello de “acuérdate de Acapulco, María bonita, María del alma…”
Han transcurrido 17 años desde su desaparición física, y sus películas permanecen en un lugar muy especial en el compendio de la cinematografía mundial. Títulos como El peñón de las ánimas, Doña Bárbara, Enamorada, Río escondido, Maclovia, La diosa arrodillada, Tizoc y La cucaracha, entre otras, le otorgaron el status de gran figura de la Época de Oro del Cine Mexicano; pero además, filmó en España, Italia, Francia, Argentina y Alemania.
Estuvo casada con Negrete, por cierto, lo mismo que con Lara –como ya dijimos–, Enrique Álvarez y Alex Berger; procreó un hijo, el actor Enrique Álvarez Félix.
La leyenda de La Doña incluye también, por supuesto, pleito por la cuantiosa herencia, la cual dejó a su chofer y asistente personal Luis Martínez de Anda; esto motivó que su cadáver, sepultado en el panteón Francés de La Piedad (CDMX) fuera exhumado por orden judicial al sospechar uno de sus hermanos que María Félix había sido asesinada. Genio y figura, hasta la sepultura.
Fuente: El Sol de México