En su última declaración como Gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, aún con el golpe de la derrota en su frente, afirmó que se dedicaría, desde ese momento, a buscar un gobernador digno para su estado; alguien que en 6 años le arrebatara el poder a Cuitláhuac García.
Yunes es un “viejo lobo de mar” en operación política. En su plan se encontraba, primero, romper la mayoría del Gobernador García en la Legislatura Local, y para ello, no sólo logró que tanto el PES como el PT tomaran su propio camino, sino que algunos diputados morenistas desertaran y formaran una fracción mixta.
La obra maestra de Yunes Linares para “apropiarse” del Congreso pasaba por evitar los juicios políticos contra el Fiscal Winckler, y acertó. Los pupilos de Cuitláhuac García lucieron en todo momento desorganizados, perdieron la brújula, y hoy, la Legislatura veracruzana ya no es terreno de Morena.
Resulta claro que el ex gobernador Yunes continúa operando en Veracruz. Si bien es cierto su hijo perdió la elección frente a Morena, (a pesar de juntar más de 1 millón 450 mil votos), se ha dedicado a debilitar los flancos aparentemente fuertes de Cuitláhuac García, y en honor a la verdad, el actual mandatario se la puso fácil.
Ahora, como consecuencia de las acciones de Miguel Yunes y la tibieza de Cuitláhuac García, el Congreso en Veracruz está dividido: de los 50 diputados que lo conforman, incluyendo plurinominales, 24 son morenistas, e increíblemente, los 26 restantes, opositores.
En estos momentos, si no fuera por la fuerza del Presidente López Obrador en Veracruz, el Gobernador estaría perdido y sin guía alguna. La responsabilidad de lo ocurrido en el Congreso tiene nombre y apellido: Cuitláhuac García.
“¿Cómo observan allá en Palacio que Morena perdiera su mayoría en el Congreso?”, pregunté en conversación whatsapp a una de las “cartas fuertes” de AMLO.
“Morena no perdió el Congreso de tu estado, fue Cuitláhuac García. AMLO tomará acciones. Se acercan los primeros 100 días y pediremos cuentas, incluyendo a los gobernadores del partido, particularmente al de Veracruz”.
De ese tamaño la respuesta, no cabe duda, es tiempo de que algunos “pongan sus barbas a remojar”.
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