Si bien es cierto en casi todos los rubros el Gobierno de Cuitláhuac García no tiene pies ni cabeza, logró un inesperado acierto al arrancar un programa de pagos para decenas de empresarios que, literalmente, no veían la luz desde tiempos de Javier Duarte.
Y aunque los prestadores de bienes y servicios no tienen claro cuándo llegará un segundo pago (y si en verdad se concretará), lo cierto es que para varios fue, en verdad, una bocanada de oxígeno puro. Había empresarios que de la quiebra habían pasado a la miseria familiar, sin exagerar.
El Gobierno de Cuitláhuac García afirma, categóricamente, que estos pagos fueron posibles gracias a los ahorros logrados en tres meses de austeridad. Se trataba de empresarios a los cuales Javier Duarte no pudo pagar; Miguel Ángel Yunes tampoco, y parece (insisto, parece), que en este rubro el panorama será diferente.
Cierto es que la Secretaría de Finanzas empezó por pagar los montos más pequeños, aquellos que no podrían significar mucho esfuerzo para cualquier Gobierno estatal, sin embargo, no puedo hacer ojos ciegos ante lo que tiene tintes de avance.
En contraste, Cuitláhuac García no sabe qué hacer con la inseguridad en el estado que gobierna. Tal es el grado de inoperancia en esta área, que AMLO autorizó ya, a la brevedad posible, el envío de un comisionado nacional de seguridad.
A unos días de la tercera visita del Presidente en poco más de tres meses de Gobierno, (cifra récord tomando en cuenta el número de giras al resto de los estados), en Palacio Nacional esperan que Cuitláhuac García se despabile.
“Ya le dimos su tercer empujón a Cuitláhuac García, y aunque el Presidente lo tiene en verdadera estima, no dudará en escucharnos si las cosas no empiezan a caminar en materia de seguridad y popularidad. AMLO sabe que la gente no respeta a su Gobernador en Veracruz, así de fácil”, me confiaron en una conversación que recién tuve.
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