Desde comienzos del año, han habido decenas de interrupciones en fábricas y más de 1,000 llamados a huelgas en el sector industrial en México. En un país que se enorgullece de tres décadas de paz laboral, las huelgas han afectado a los empleadores de los fabricantes de productos de exportación, conocidos como maquiladoras, así como a Arca Continental, la embotelladora de refrescos de Coca-Cola.
La ola de huelgas en el sector industrial solicitando salarios más altos ha destacado la prolongada ventaja competitiva de México como un sitio barato para las fábricas estadounidenses y canadienses, mientras se finaliza el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el acuerdo regional de libre comercio, que es una versión modificada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Los empleadores dicen que la historia relativamente libre de huelgas de México ha sido fundamental para atraer las inversiones durante el último cuarto de siglo. Pero en el México del presidente Andrés Manuel López Obrador, las relaciones laborales están experimentando un cambio profundo, dijeron los analistas.
“Las compañías deben entender que el país está cambiando, y deben adaptarse”, dijo Napoleón Gómez Urrutia, jefe de un sindicato minero y senador por el partido de López Obrador, quien estableció una nueva confederación de trabajadores para tratar de romper el dominio de los sindicatos al estilo antiguo. “Están muy acostumbrados a pagar salarios muy bajos y explotar a los trabajadores en condiciones indecentes”.
Los sindicatos han ejercido durante mucho tiempo un gran poder en México, pero, en medio de acusaciones de nepotismo, han surgido dudas sobre cuánto se han beneficiado realmente los trabajadores. Los sindicatos al estilo antiguo contaminados por la corrupción, los cuales los trabajadores consideran desde hace mucho tiempo están a merced de las gerencias y los políticos, han recibido duras críticas.
Las nuevas leyes en discusión en el Congreso deberían permitirles a los trabajadores la selección de representantes. Al mismo tiempo, durante las conversaciones sobre el tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, el presidente estadounidense, Donald Trump, dejó claro que quería que los salarios subieran. Regularmente culpa a los bajos salarios mexicanos de la fuga de empleos de EU; por lo tanto, el T-MEC incluyó un requisito para que del 40 al 45 por ciento de los coches se produzcan en zonas que pagan 16 dólares por hora.
El desencadenante inmediato de las huelgas recientes fue la decisión de López Obrador de duplicar el salario mínimo en la frontera a 176.72 pesos (9.28 dólares) por día desde el inicio de 2019. Aunque las maquiladoras, que ensamblan productos manufacturados que van desde televisores y productos electrónicos hasta productos industriales para la exportación, pagan más que el salario mínimo, los salarios de algunas compañías se ajustaban en base al mínimo.
Los trabajadores de las fábricas, muchos en Matamoros, ciudad fronteriza en el noreste, exigieron rápidamente incrementos salariales y la situación se salió de control. Susana Prieto, una abogada laboral que encabeza una campaña en busca de salarios más altos, cree que 90 compañías han elevado los salarios de 70 mil trabajadores desde enero a causa de las huelgas.
Las relaciones laborales están ahora en su peor momento en 30 años, dijo Luis Aguirre, presidente del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora, o Index Nacional. Las huelgas ilegales amenazan “la estabilidad legal necesaria para atraer inversiones”, dijo, y añadió que habría preferido una serie de incrementos graduales.
Los inversionistas estadounidenses están muy preocupados. Las demandas salariales se producen debido a que la economía del país se está desacelerando rápidamente y la inversión privada está en suspenso.
Fuente: El Financiero