Investigadores de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), descubrieron y describieron una nueva especie de crustáceo (anfípodo) en los hábitats del fondo de la plataforma continental de Yucatán. El crustáceo, nombrado Gammaropsis elvirae, fue encontrado de manera frecuente y abundante a profundidades de 70 metros, lo que demuestra que la zona ha sido poco explorada y que posee una gran diversidad de especies que aún no se conocen.
“En el contexto mundial, donde se habla de que hay una pérdida de diversidad terrestre y marina, en la que se pierden hasta 10 organismos por día, esto es una noticia muy importante… La probabilidad de encontrar una especie en cualquier ambiente es muy baja y esto nos alienta a seguir explorando y poner a la zona en un contexto en el que todavía se pueden encontrar registros nuevos que mantienen la biodiversidad”, explica el doctor Daniel Pech, del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad de Ecosur, en entrevista.
Esto inició en el 2010, cuando ocurrió el gran derrame de petróleo por parte del British Petroleum en su plataforma Deepwater Horizon, ubicada en el golfo de México, y que provocó el peor vertido en aguas costeras, “en ese entonces las autoridades mexicanas se interesaron por buscar evidencia de si el efecto había llegado a nuestras aguas”, explicó el especialista.
Así comenzó la exploración de los fondos marinos para buscar evidencias, pero también esto permitía documentar lo que hay en el fondo. Posteriormente, con uno de los proyectos del sexenio pasado, surgió la misión de establecer línea base del golfo de México ante las nuevas legislaciones para las áreas contractuales en esta área, “fue un grupo amplio liderado por CICESE y con un presupuesto de 1,300 millones de pesos por cinco años y con resultados sorprendentes”.
El Grupo de Biodiversidad Marina y Cambio Climático (Biomarcca) de Ecosur, es el encargado de los fondos para saber los tipos de sedimento y diversidad de organismos. Entre todo este mar de información, Carlos Paz, recién graduado de Ecosur y parte del equipo del doctor Pech, encontró una especie “que no pudo llegar a reconocer”. Después de la descripción, consulta entre pares de investigación, se encontraron con que en efecto, era una nueva especie.
Se trata de un organismo invertebrado que mide de 3 a 5 milímetros. Fue descubierto en noviembre del 2018 y se describe como una nueva especie de la familia Photidae Boeck, que ocurre en sitios ampliamente distribuidos en los hábitats de sedimentos blandos de la plataforma de Yucatán al sur del golfo de México.
Esta nueva especie se diferencia de todas las demás por un conjunto único de características, entre ellas lóbulos cefálicos laterales redondeados y lóbulos externos del labio inferior con un cono en cada lóbulo.
Pero esta especie no es la única. Se tienen 11 de las cuales se duda de su conocimiento, por lo que se trabaja en su descripción y definición.
“Desafortunadamente este tipo de trabajos los hacemos como un extra a lo que tenemos que hacer en el marco de otros proyectos y respondiendo a otras preguntas”, lamentó el académico.
A pesar de que a lo largo de estos seis año los investigadores han logrado un registro de aproximadamente 1,800 especies de invertebrados de los fondos marinos y más de 130,000 especímenes, el doctor Pech explica que en México los trabajos taxonómicos de este tipo ya no son financiados por ninguna fuente desde hace más de 10 años, a pesar de jactarnos de ser uno de los países más diversos en el continente americano. Actualmente, “no encontramos ninguna convocatoria que solicite gente capaz de describir nuevas especies. Esta es una parte de la ciencia que ha quedado olvidada, pero que es realmente importante”.
En el presente gobierno se ha hablado de priorizar trabajos con impacto social. A respecto, Daniel Pech aseguró que estas investigaciones tienen impacto social. El problema es ver la definición como un beneficio directo: “Este tipo de descubrimientos tienen impactos indirectos, es decir, estamos conociendo lo que hay, que permite que el sistema funcione y nos permite disfrutar de los beneficios ecosistémicos”.
Uno de los roles principales del Gammaropsis elvirae es la transferencia de energía. Son organismos que son comidos por peces o crustáceos mayores e intervienen en los ciclos de los nutrientes que necesitamos para mantener nuestra calidad de vida (carbono, nitrógeno, azufre, fósforo, etcétera).
“Nosotros seguiremos trabajando en la descripción del crustáceo y con los otros 11 organismos. Ésta es nuestra labor como científicos… Decir que hay más de una especie nueva para la ciencia en esta zona es volver a poner a México en el ojo del mundo, con el mensaje de que la biodiversidad sigue siendo alta”, concluyó. (El Economista)