Gracias por asomarse a la Ventana…

El PRI cumple 90 años debilitado, dividido, desprestigiado, desesperado y confrontado…
Padece su mayor crisis histórica, difícil superarla sin poder…
Por ahora, el destino condena al partido tricolor a orbitar alrededor de Morena como castigo severo por tanta corrupción, ostentación y cínismo, que le hicieron ganar desconfianza y perder elecciones…
El PRI quedó huérfano tras su efímero regreso al poder después de la docena trágica panista. Gobernó seis años entre jolgorio, escándalos y frivolidad de telenovela; cayó en un socavón sin fondo…
El PRI, en su cumpleaños, enfrenta coyunturas y disyuntivas propias de su edad senecta…
Elo dilema es morir o reinventarse, ser oposición responsable o comparsa del partidazo en turno…
Doce gobernadores supervivientes al tsunami moreno nada garantizan al PRI. Los virreyes están subyugados a mayorías ajenas en sus congresos, tienen la bota presupuestal sobre sus cuellos, ninguno de los apóstoles tricolores tiene con qué confronta al señor, “Rayito de Esperanza”…
El Congreso parece ser el último reducto del PRI. En el Senado la mano de Osorio Chong mece la cuna que cruje; en Diputados la presencia priista se diluye aún más como un poder nominal, nada formal…
El PRI, con 90 años a cuestas, busca desesperado un nuevo liderazgo, que sobresalga entre la manada de dinosaurios impresentables. El chisite es encontrarlo…
Mientras, los priistas de a pie, nada festejan y todo lamentan…