El primer ministro griego, Alexis Tsipras, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se reunieron este martes para intentar aligerar la tensión que domina las relaciones entre ambos países desde hace años. A tenor de los gestos graves con los que comparecieron ante las cámaras tras el encuentro en Ankara, no hubo grandes avances. El dirigente griego aseguró que “se han puesto los cimientos para futuras decisiones históricas”, no pudo presentar ninguna resolución concreta. Se comprometieron a incrementar el diálogo para limar asperezas.
La reunión se prolongó dos horas más de lo previsto. Erdogan prometió que en futuras reuniones se avanzará en los temas pendientes y, lo más importante, que “mantendrán abiertos los canales de comunicación” porque ambos coinciden en la necesidad de “resolver pacíficamente” las cuestiones que les separan.
Turquía y Grecia se han enfrentado en varias guerras abiertas durante los últimos dos siglos: la última vez que estuvieron a punto de ello fue en fecha tan reciente como 1996, a causa de un islote del Egeo. La disputa por el cálculo de las aguas territoriales y el espacio aéreo que corresponden a cada Estado en ese mar y en el Mediterráneo Oriental es una de las más acuciantes y fruto de periódicos cruces de acusaciones entre Ankara y Atenas porque un buque de la Armada ha cruzado por aquí, un caza ha penetrado por allá o un barco de exploraciones petrolíferas ha sido visto en tal lugar. “Ambos apoyamos la necesidad de diálogo para rebajar la tensión en el Egeo […] y hallar en el Mediterráneo Oriental una solución en base a las regulaciones internacionales”, dijo Tsipras.
La cuestión de la energía es objeto tanto de acuerdos como de rifirrafes. Ambos países cooperan en el trazado del gasoducto transadriático (TAP) y en el proyecto del Turkstream, cuyo objetivo es hacer llegar gas ruso hasta la UE. Pero en la cuenca del Mediterráneo Oriental se han hallado enormes reservas de hidrocarburos en los últimos años y eso ha provocado tensiones. Los mayores depósitos submarinos se han encontrado en aguas de Israel, Egipto y Chipre, pero este último país permanece dividido desde 1974 entre una parte grecoparlante, reconocida internacionalmente, y una turca, que sólo reconoce Ankara. El Gobierno turco sostiene que hasta que no se resuelva el conflicto chipriota, no permitirá las exploraciones, a menos que las autoridades de Nicosia accedan a compartir los dividendos con los turcochipriotas. Y para dar muestras de su determinación ha despachado varias fragatas a patrullar la zona.
Entre tanto, Atenas ha mantenido negociaciones con las autoridades de Chipre, Egipto e Israel —donde Ankara tiene malas o nulas relaciones— para pactar cómo rentabilizar conjuntamente las reservas de hidrocarburos. “Turquía no tolerará ningún hecho consumado en el Mediterráneo Oriental, no importa de quién. Y defenderá sus derechos soberanos”, explicó el portavoz de la presidencia turca, Ibrahim Kalin, tras una reunión ministerial previa al encuentro con Tsipras, durante la cual los ministros de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, y Defensa, Hulusi Akar, mantuvieron posturas particularmente duras respecto a cualquier cesión a Grecia o en la cuestión de Chipre.
Pese a ello, durante la reunión Erdogan-Tsipras, ambos mandatarios reafirmaron su compromiso por cooperar en la reunificación de Chipre una vez las partes locales decidan emprender una enésima ronda de negociaciones, tras innumerables intentos fracasados.
“Las circunstancias actuales llaman a la moderación respecto al Egeo y Chipre. No es momento de grandes iniciativas que, en otras circunstancias, podrían ser exitosas”, sostiene el analista Tom Ellis, del diario conservador griego Kathimerini. Efectivamente, ambos países afrontan este año citas con las urnas —municipales en Turquía, en marzo; legislativas en Grecia, en octubre— y los ánimos nacionalistas están exacerbados a fin de ganar puntos en las respectivas contiendas electorales.
Sin embargo, los dos Gobiernos sí que han hallado puntos en común en cuestiones menos espinosas. Tsipras y Erdogan acordaron relanzar los lazos comerciales en diversos sectores, por ejemplo el turismo: en verano se abrirá una línea marítima entre Esmirna y Salónica, y en esta última ciudad se celebrará una reunión ministerial de alto nivel junto con un fórum empresarial en una fecha aún por decidir. “Grecia ha salido de la crisis y la economía griega puede lograr cosas importantes”, aventuró Tsipras.
También se acordó incrementar la cooperación en la gestión de los flujos migratorios. Ambos países sostienen a grandes cantidades de refugiados y migrantes: en Turquía son casi cuatro millones y por Grecia, desde 2015, han pasado más de 1,1 millones.
Fuente: El País