El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que su homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro, le pidió una reunión «hace unos meses» y él rechazó la oferta debido a las «horribles cosas» que, a su juicio, se están produciendo en el país caribeño.
El mandatario estadunidense explicó que decidió decir «no» a la petición de Maduro debido «a las muchas cosas realmente horribles que han estado sucediendo en Venezuela».
Esta semana, Maduro dijo a la agencia de noticias rusa RIA Nóvosti que estaba dispuesto a dialogar con Trump en «privado, en público, en Estados Unidos, en Venezuela o donde él quiera, con una agenda abierta, todos los temas» que la Casa Blanca quisiera abordar.
Maduro en anteriores ocasiones ha pedido diálogo a Trump, quien llegó a mostrarse abierto a verse con el mandatario venezolano durante la última Asamblea General de Naciones Unidas, celebrada en septiembre en Nueva York, aunque finalmente no se produjo ningún encuentro.
La tensión entre Estados Unidos y Venezuela se ha incrementado desde que el 10 de enero Maduro volviera a asumir la Presidencia como fruto de unos comicios cuestionados por parte de la comunidad internacional.
De esa forma, Trump reiteró que la opción militar sigue sobre la mesa y, sin mencionarlo por su nombre, alabó al jefe del Parlamento de Venezuela, Juan Guaidó, quien el 23 de enero se autoproclamó presidente interino del país al considerar ilegítima la toma de posesión de Maduro.
Guaidó ha nombrado a varios embajadores, entre ellos su representante ante Estados Unidos Carlos Vecchio, y Julio Borges, designado como representante ante el Grupo de Lima, que agrupa a una docena de países del continente americano.
Vecchio, Borges y otros representantes de Guaidó se reunieron esta semana en Washington con el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, y conversaron sobre el despliegue de ayuda humanitaria.
El gobierno de Trump fue el primero en reconocer a Guaidó como presidente interino de Venezuela y, como respuesta, Maduro cortó relaciones diplomáticas con Washington.
Fuente: Milenio