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Se suspendieron las subastas pero no los certificados de energía limpia

Publicado por
Aletia Molina

La cancelación de la cuarta subasta de largo plazo no significa que se detendrá el mercado de certificados de energía limpia (CEL), porque existen otros mecanismos como intercambios bilaterales que permitirán cumplir con las obligaciones de generación limpia del país, aunque faltan definiciones sobre las garantías que tendrá la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para los usuarios de servicio básico, que son más de 80% de sus clientes, coincidieron expertos.

Alejandro De Keijser Torres, coordinador de Gestión de Energía en CFE Calificados, explicó a El Economista que esta filial, que funge como suministrador del mercado mayorista al comprar energía y CEL para clientes principalmente industriales con consumos mayores a 1 megawatt hora, no ha comprado ningún producto en las subastas de largo plazo realizadas hasta hoy pero garantizó la entrega de energía constante y la potencia en las horas pico a sus clientes a través de adquisiciones en el mercado eléctrico mayorista, además de que mediante transacciones bilaterales ha adquirido 1 millón de CEL (la sexta parte de los otorgados hasta noviembre del año pasado), con lo que garantiza las obligaciones de sus clientes hasta el 2025.

“No se suspendió nada de los CEL, sólo la subasta”, “los privados pueden hacer proyectos y vender en el mercado de CEL y también la energía en el mercado spot. Una generadora puede buscar a un acerero, por ejemplo, o cualquier otro gran consumidor industrial y venderle directamente, es decir, en el corto plazo, todos los mecanismos siguen”.

En la presentación del Mexico Energy Renewable Congress 2019, aseveró que “aunque la cancelación de las subastas es un shock, con las intermediaciones adecuadas se avanzará en las metas con éxito”. Sin embargo, admitió que lo que sí ha quedado suspendido es el mecanismo para que la filial CFE Suministro Básico obtenga CEL más allá de las plantas de generación limpia de la estatal, ya que son necesarios para satisfacer las obligaciones de 40,000 clientes que consumen la cuarta parte de la electricidad en el país.

CFE, vulnerable

De acuerdo con Luis Alberto Serra, director ejecutivo de la Iniciativa de Energía del Tecnológico de Monterrey, el mayor riesgo de que se hayan suspendido estas subastas es la vulnerabilidad en que se deja a la estatal eléctrica, que tendrá que utilizar energía más cara al no existir suficiente disponibilidad gracias a que no se están apalancando las inversiones.

Por otro lado, detalló que la cancelación de las líneas de transmisión de corriente directa en alta tensión (de Baja California a Sonora y del Istmo al centro) “no es el fin del mundo. Hubiera sido muy bueno tenerlas, pero de hecho no tiene mucho sentido económico hacer estas redes tan costosas que sólo llevan energía de punto a punto. En el mundo existen para conectar países, sin importar que no se distribuya energía en las partes intermedias de la red. No importa tanto que se hayan suspendido, sino que no sepamos con qué serán sustituidas”.

Tanto los nuevos planes en materia de transmisión como en generación y suministro para alcanzar la meta de 35% de energía limpia en el 2024 deberán tener como eje transversal políticas que incluyan a los dueños de la tierra en las sociedades operadoras de las plantas, tal como ocurre en Alemania, Dinamarca o las comunidades originarias de Canadá, aseguró.

En tanto, mientras que la secretaria de Energía, Rocío Nahle, ha manifestado que la falta de cumplimiento de los bancos para el financiamiento de proyectos de las primeras tres subastas eléctricas propició el retraso en el arranque de proyectos y por tanto su inviabilidad, el titular de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo García Alcocer, publicó en su cuenta de Twitter que 65% de las centrales de la primera subasta, 10 plantas, ya están en operación. Sin embargo, según los calendarios de las subastas, debía estar listo 100% de este proceso para el 2018, mientras que este año deberán arrancar 36 centrales con una capacidad de 2,800 megawatts y en el 2020 otras 15 centrales, con 2,400 megawatts por lo menos.

Fuente: El Economista

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Aletia Molina

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