El secretario de Estado de EU, Mike Pompeo, se reunió brevemente con el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, nada más llegar al país asiático de visita oficial procedente de Vietnam.
Duterte recibió al jefe de la diplomacia estadounidense en la base aérea militar Villamor de Manila, donde mantuvieron un breve encuentro de cortesía antes de que el mandatario tomara un vuelo a la ciudad de Davao, donde está su residencia familiar.
Al recibimiento también acudieron la hija del mandatario y alcaldesa de Davao, Sara Duterte, así como el mejor amigo del presidente, Bong Go, candidato al Senado y que hasta hace poco era su asesor especial.
«Se discutirá cualquier tema mutuamente beneficioso para ambos países», indicó el portavoz presidencial, Salvador Panelo, aunque el comunicado del Departamento de Estado menciona expresamente «seguridad y terrorismo» como los asuntos a tratar en la visita.
Pompeo, que llegó desde la cumbre EEUU-Corea del Norte celebrada en Hanoi, se reunirá mañana viernes con su homólogo filipino, Teodoro Locsin, y ofrecerán una rueda de prensa conjunta.
Uno de los temas que se abordarán es la posible visita de Duterte a Washington, ya que el pasado diciembre se salvó el principal escollo después de que EE.UU. accediera a devolver las campanas de Balangiga, que tropas estadounidenses se llevaron en 1901 como trofeo de guerra tras masacrar ese pueblo.
Para Filipinas, las campanas son un símbolo de la resistencia al invasor y Duterte aseguró que no pondría un pie en Estados Unidos hasta que no las devolvieran.
Otro de los asuntos a debate es la revisión del Tratado de Defensa Mutua de 1951, que establece que EEUU y Filipinas se ayudarían mutuamente si uno de los dos países es atacado por una fuerza extranjera.
Recientemente el secretario de Defensa filipino, Delfin Lorenzana, señaló que el propósito es «aclarar ambigüedades» del tratado sobre la respuesta conjunta de EEUU y Filipinas si las tensiones en el mar de China Meridional se agravan.
Está previsto que en marzo viaje a Manila el subsecretario adjunto de Defensa, Joseph Felter, para iniciar las discusiones sobre la revisión del tratado.
Filipinas quiere que quede claro cuáles serían los términos de la ayuda estadounidense en caso de conflicto en los territorios reclamados por Manila, como el atolón Scarborough o algunas islas en el archipiélago Spratly.
El Tribunal de Arbitraje de La Haya atribuyó en 2016 a Filipinas la titularidad de esos territorios, pero China no reconoce el fallo y continúa sus actividades sin que el Gobierno de Duterte haya reclamado nada, a cambio de una generosa inyección de inversión y préstamos.
Además de ocupar por la fuerza varios atolones e islotes, China ha instalado bases militares, lo que ha despertado los recelos de varios países de la región y también de EEUU, que no quiere perder influencia en ese mar de importancia estratégica y por el que circula más de la mitad del comercio mundial.
Fuente: Crónica