Es oficial, el expresidente Enrique Peña Nieto y la actriz Angélica Rivera se van a divorciar. Así lo dio a conocer la exprimera dama a través de sus redes sociales.
Durante 9 años, esta pareja presidencial nos regaló algunos momentos dignos de recordar, por eso, antes de que firmen sus papeles de divorcio, aquí te dejamos los momentos épicos del exmandatario y la exprimera dama.
Sin duda, uno de los momentos más icónicos de la pareja fue su enlace matrimonial. En noviembre de 2010, dos años después de confirmar que eran novios, Angélica Rivera Hurtado y Enrique Peña Nieto se casaron en la Catedral de Toluca, en una ceremonia que captó los reflectores de las revistas del corazón, así como de políticos y ciudadanía. Hubo 230 invitados y los medios reportaron un festín de tártara de atún, jamón de jabugo y foie grass.
A la boda no solo asistieron medios de comunicación, a las afueras de la catedral de Toluca se colocaron vallas y pantallas para que la población también «fuera testigo» de esta nueva historia de amor que unía a la clase política con la farándula.
En agradecimiento, Rivera tuvo un detalle con su público: lanzó su ramo de novia hacia las vallas donde estaba la gente que desde tempano acudió al lugar para ver si podía ver a la pareja de recién casados.
Ya como esposos, el matrimonio Peña-Rivera nos regaló algunos momentos llenos de cursilería, como esa tradición de usar sus redes sociales para «presumir» su amor.
Durante 5 años consecutivos, tanto Peña como Rivera se publicaban mensajes de aliento en días especiales como cumpleaños, el aniversario de bodas y hasta en San Valentín.
Los «te amo» eran ya una tradición de ambos.
Y quizá el último gesto cursi de la pareja fue en septiembre de 2018, cuando Angélica le agradeció a su esposo el apoyo para la comunidad artística.
«Gracias, amor, por toda tu ayuda y por tu gran sensibilidad para apoyar el arte y el talento que ha dado México, y que nos hace sentir tan orgullosos. Te casaste con una actriz (risas), también quiero darte las gracias porque por primera vez un gobierno de la República les ha dado y les va a dar a nuestros actores algo fundamental para su salud: te agradezco que hoy nuestros actores de México tengan ya su Seguro Popular y puedan estar protegidos para siempre, muchas gracias por tu apoyo», dijo Angélica Rivera.
LAS PELEAS
Pero no todo fue miel sobre hojuelas, la pareja presidencial nos regaló dos momentos épicos que medios de comunicación y hasta fans de la pareja (sí,había fans) interpretaron como desplantes.
El primero fue en julio de 2015, cuando la pareja presidencial dejó ver que no todo es amor entre ellos. Durante un recorrido en el Museo de Zacatecas, y con los Reyes de España, Letizia y Felipe como invitados de honor, la entonces primera dama se molestó con Peña Nieto por un descuido: olvidó darle la mano.
En este video se ve como Angélica intenta tomar del brazo a Enrique y éste no la ve; sin embargo, segundos más tarde reacciona e intenta darle la mano, pero para su sorpresa, Rivera ya estaba enojada y solo lo miró con «ojos de pistola».
Otro momento incómodo ocurrió en Francia, también en 2015. ¿El motivo? De nueva cuenta el entonces mandatario olvidó que como parte del protocolo debe tomar del brazo a su esposa.
En esta historia también hubo unoque otro «oso», como el que vivió la entonces primera dama durante el primer informe de gobierno de Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México.
LA CASA BLANCA
Quizá este sea el momento más incómodo para la pareja, pero también el más memorable, pues un reportaje realizado por el equipo de Carmen Aristegui, reveló un posible conflicto de interés entre el presidente, su esposa y Grupo Higa.
La investigación reveló que Grupo Higa no solo confeccionó una casa de lujo para el presidente y su esposa, sino que también era una de las empresas favoritas del Gobierno Federal y a la cual se le había otorgado la licitación para construir el tren México-Querétaro.
La residencia, ubicada en Las Lomas, una exclusiva colonia en la Ciudad de México, y con un valor aproximado de 7 millones de dólares, no solo marcó el sexenio de Peña, también provocó fuertes críticas a la primera dama por tratar de justificar la compra del inmueble.