Esta vez hubo mejor ánimo entre los cientos de empresarios que se dieron cita en la comilona de la 36 Asamblea Anual Ordinaria del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) para ser testigos de la toma de posesión del nuevo presidente del organismo, Carlos Salazar Lomelín, quien sustituirá a Juan Pablo Castañón.
Hubo sonrisas, abrazos, un ambiente de confianza entre el invitado de honor, el presidente Andrés Manuel López Obrador con la cúpula empresarial del país.
En la mesa, el tabasqueño estuvo flanqueado por los líderes entrante y saliente del CCE, siempre con la presencia de Alfonso Romo, el jefe de la oficina de presidencia y principal conducto del gobierno con la iniciativa privada.
Parece que en el ánimo no mermó el hecho de que el Banco de México (Banxico) bajara su pronóstico de crecimiento económico para el presente año a un rango ubicado entre el 1.1% al 2.1%, ni los números rojos, que mantienen a Petróleos Mexicanos (Pemex) al borde de la quiebra.
Todo lo contrario, en el Centro Citibanamex ubicado al norte de la Ciudad de México, los empresarios, ya bajo el liderazgo de Carlos Salazar se habló de un nuevo pacto, de eliminar la pobreza extrema de la faz del territorio nacional, de “hacer historia”, de elevar al crecimiento de la economía al 4% anual por medio de la inversión pública y en mayor medida la privada, ya sea extranjera y nacional.
La primera carta la lanzó Carlos Salazar en su primer discurso como líder del CCE:
“Aprovechando su presencia, señor presidente, le queremos proponer dos cosas de arranque. La primera es que, convocando al país en su conjunto, eliminemos la pobreza extrema en un plazo de seis años. ¡Hagamos historia! Nosotros le ayudamos, podemos movilizar a los sectores más organizados de la sociedad”.
El empresario neolonés lanzó un segundo compromiso que consiste en “hacer de la inversión una obsesión”.
“Para que el país crezca al 4%, se necesita una inversión de entre el 25% y el 27% del Producto Interno Bruto. En los últimos años la inversión pública se ha reducido y la privada, aunque ha crecido, no alcanza a compensar la reducción de la pública, de tal forma que no llegamos a los niveles necesarios”, señaló el exdirectivo de Coca-Cola FEMSA.
Para convencer a López Obrador, Salazar Lomelín de plano aseguró que “estoy seguro que el entusiasmo que se ha generado al abordar retos tan complejos como el robo de combustibles, será poco comparado con la pasión que puede despertar el combate a la pobreza y la promoción de la inversión”.
Hubo palmas y ovaciones para el nuevo líder de la cúpula empresarial, pero también para el presidente, que después de tantos desencuentros con dicho sector, reconoció que no hay crecimiento sin la participación de los empresarios.
“Lo hemos dicho en varias ocasiones, lo repito ahora, se necesita crecer y no puede lograrse una tasa de crecimiento económico del cuatro por ciento anual en promedio, si no se cuenta con la participación del sector privado, nacional y extranjero. Se necesita la inversión del sector privado, nacional y extranjero”, señaló el tabasqueño seguido de una ola de aplausos.
López Obrador precisó que el modelo que quiere impulsar, es que la inversión pública sea básicamente capital semilla y que se complemente o se mezcle, con la inversión privada nacional y extranjera.
Puso como ejemplo la rehabilitación del Centro Histórico en su gestión como jefe de gobierno capitalino y puso a disposición de los empresarios la construcción del Tren Maya, para invertir.
“Así va a ser la inversión para construir el Tren Maya, dos mil 500 kilómetros de vías para este tren moderno de turismo, de transporte de pasajeros y de carga, es una inversión de 120, 150 mil millones de pesos que no podría hacer el gobierno, no puede la hacienda pública financiar un proyecto de esta magnitud”, explicó López Obrador.
También mencionó el proyecto de interconexión a través de una fibra óptica de 50 mil kilómetros, que tiene la Comisión Federal de Electricidad; y del proyecto del Istmo de Tehuantepec.
El presidente puntualizó que “aunque estamos a favor de la apertura económica, financiera, pero nos gustaría mucho que si hay capital nacional se invierta en este proyecto”.
Los pactos
En forma de pacto, López Obrador sentenció:
“Desde luego, le tomó la palabra a Carlos Salazar en sus dos propuestas, y agrego una, él plantea que hagamos el compromiso primero de que haya inversión para crecer al cuatro por ciento. De acuerdo, trato hecho. Dos. Dice Carlos: ‘Hacer el compromiso para acabar con la pobreza en el sexenio’. Trato hecho”.
“Y como sé que va a coincidir conmigo, le hago una propuesta, porque no puede ser que él haga dos y yo no haga ninguna. Una sola propuesta para Carlos y para todos: que hagamos el compromiso de acabar con la corrupción”, remató el mandatario, entre ovaciones.
Así pues, el nuevo líder del CCE comprometió a los integrantes del organismo ante el presidente ofrecer, de manera fidedigna y sin engaños, bienes y servicios de calidad a los mejores precios a la población.
También en cumplir con la ley, pagar impuestos y contribuciones sociales; a tratar a los trabajadores con respeto y dignidad, con salarios justos y de acuerdo con su productividad; a aceptar e incluir en nuestras empresas a todas las personas, sin distinción de género, orientación sexual, raza, origen, credo, preparación y discapacidad.
“Los empresarios estamos comprometidos con nuestra comunidad, tanto en el desarrollo económico como en el ambiental, ¡empezando con el cuidado de nuestras propias banquetas!”, soltó Salazar Lomelín.
Así empieza un nuevo periodo el CCE y queda atrás el liderazgo de Juan Pablo Castañón a quien le tocó confrontar al tabasqueño en la campaña presidencial y en la decisión de la cancelación den Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM).
Fuente: Proceso