Pese a que los grupos gasolineros están ahora adquiriendo el combustible más barato, el precio no se refleja en el bolsillo del consumidor, debido a que ellos no reducen sus precios.
De hecho, la gasolina Premium se está convirtiendo en un negocio jugoso para las empresas gasolineras, ya que les resulta cada vez más barato comprarla en las terminales de abastecimiento, pero no están beneficiando a los usuarios con ese ahorro, situación que disparó hasta 86 por ciento las ganancias de acuerdo con datos de la consultora PetroIntelligence.
Según la firma, el pasado 18 de diciembre el precio que pagaron las empresas para comprar la Premium en las terminales de abastecimiento era de 18.61 pesos por litro, mientras que el precio al público se establecía en 20.64 pesos por litro, en promedio nacional, lo que arrojó un excedente de 2.02 pesos para el empresario que al restarle los costos logísticos y de impuestos por aproximadamente 0.63 centavos por litro, les dejó una ganancia de 1.39 pesos en promedio por cada litro.
El argumento por el que no bajan los precios, pese a que el insumo es más barato, es por un efecto denominado Rockets and Feathers, que consiste en que, cuando los precios en las terminales de abastecimiento aumentan, en las gasolineras suban de manera inmediata, es decir, el gasolinero traslada directamente al consumidor los aumentos de su proveedor, pero cuando las terminales disminuyen el precio, el gasolinero absorbe parte del ahorro potencial para el consumidor, explicó PetroIntelligence a El Heraldo de México.
La Premium ocupa el segundo lugar en consumo, tan solo en 2018 se vendieron 117.5 mil barriles diarios en promedio.
En la Magna el precio en las terminales cayó 3 por ciento y para el consumidor bajó 1 por ciento, pero el alza en la ganancia neta aumentó 16 por ciento pasando de 1.16 a 1.35 pesos por litro.
Fuente: Heraldo de México