Luego de más de una semana de secuestro, la empresaria Susana Beatriz Carrera Ascensión fue localizada sin vida en una colonia de la periferia de Coatzacoalcos.
Sus plagiarios la decapitaron y su cuerpo fue puesto en bolsas, en donde dejaron un cartel en el que señalaban que lo habían hecho porque su esposo no había pagado el rescate.
La noticia consternó a la sociedad porteña que, en señal de luto, hará una manifestación silenciosa para este viernes.
Al menos tres escuelas privadas anunciaron que mañana suspenderán clases para unirse a este clamor.
Apenas el pasado fin de semana, amigos y familiares de la joven madre de familia salieron a protestar y encararon el alcalde Víctor Carranza Rosaldo, a quien le recriminaron la situación de riesgo que viven ya que son varios los secuestros en esa demarcación que se han conocido.
Ayer muy temprano, el esposo de la víctima, Luis Enríquez, escribió un mensaje en su cuenta de Facebook, en donde dio cuenta de lo ocurrido:
«Muchas gracias a todos por sus oraciones y buenos deseos para que mi esposa Susana Carrera pudiera regresar a casa. Desgraciadamente no se pudo y falleció».
En las últimas semanas se han registrado al menos dos casos similares en los que las víctimas han muerto porque sus familiares no han podido reunir el dinero para pagar los altos montos de rescate que exigen los delincuentes.
En el caso de la empresaria, los secuestradores exigían cuatro millones de pesos para liberarla.
A Susana Beatriz Carrera le sobreviven su esposo y sus tres hijos menores de edad.
Fuente: Excélsior
1 comentario
Cuantas muertes más se necesitan para que garantizar la seguridad. Muchas más, sobre todo cuando el SSP del estado elude su responsabilidad, cuando el gobernador (¿tenemos?) se oculta para no mostrar su ineficacia e ineptitud argumentando que el problema es el fiscal y este último sin realizar sus funciones porque esta atrapado en un desafuero pero al igual su desempeño a sido nulo. La 4T plagada de cuates sin capacidad de resolver nada, que dios nos ampare o que tomemos nuestras propia seguridad en nuestras manos