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De la intervención al conflicto social: qué puede pasar en Venezuela tras el 23-F

Publicado por
Aletia Molina

Este sábado se quería buscar un punto de ruptura. El escenario que se planteaba desde la Asamblea Nacional, en oposición a Nicolás Maduro, era que se permitiera entrar la ayuda humanitaria. Y esto dejaba a Maduro en un escenario de perder-perder. Si la dejaba pasar, podría haberse visto como una claudicación. Si no la dejaba pasar, como una tropelía en un país donde la falta de alimentos y medicinas está mermando a la población; o como un acto de soberanía ante la injerencia extranjera, según el ojo que mire.

El desenlace han sido centenas de heridos por gases lacrimógenos, perdigones, varios muertos, al menos un camión con ayuda humanitaria incendiado. Y ahora, un abanico de posibilidades que dependerán de los actores nacionales e internacionales.

En su familia siempre bromearon con que este joven acabaría siendo presidente del país. Tal vez se habría quedado en la provincia de no haber ocurrido la mayor tragedia de la historia venezolana

El camión incendiado

Juan Guaidó ya ha dicho que este acto viola el protocolo de Ginebra. Se considera que destruir ayuda humanitaria es un crimen de lesa humanidad. Y a partir de eso, podría activarse internacionalmente una intervención contra Nicolás Maduro para juzgarlo en un Tribunal Internacional. Para hacerlo, habría que detenerlo. O intervenir en Venezuela.

No se puede descartar que la oposición siga intentando la entrada de ayuda humanitaria por distintas vías. Bien sea como se ha visto este sábado, bien por caminos verdes y más bajo perfil, lo que lograría el objetivo final de su entrada, pero no el objetivo efectista de que se viera ante los medios. Si es la primera vía la que toman, es posible que haya más enfrentamientos. Hoy no parece posible que Maduro dé su brazo a torcer y deje pasar “comida podrida” de Estados Unidos, como ha calificado a la ayuda humanitaria.

Plomo, gas, fuego y represión para impedir la entrada de la ayuda a Venezuela

Las imágenes que llegan desde las fronteras con Colombia y Brasil difieren mucho de las concentraciones pacíficas de las últimas semanas

Elecciones

Hace días Maduro viene hablando de esta opción. Este sábado, en la concentración chavista, lanzó un mensaje retador a Guaidó. Que se atreviera a convocar elecciones (por ser presidente encargado) y se mida con él para ver quién tiene más pueblo de su lado. Más allá del reto, Maduro podría lanzar esta convocatoria para así ganar más tiempo. Pero es aquí donde parece poco plausible que la oposición dé su brazo a torcer por considerar que no están las condiciones dadas. A saber: un Consejo Nacional Electoral imparcial y no controlado por el Gobierno, que se quite la inhabilitación de los actores políticos y, el más importante: que “cese la usurpación”. Para ellos, este último punto, que desaparezca Maduro del panorama presidencial y electoral, es clave.

Negociación

Es el escenario más improbable de todos. No sólo porque la oposición se ha negado a negociar en esta ocasión. También porque, tras la quema del camión, tras los hechos violentos del sábado, Maduro ha reducido drásticamente su capacidad de negociar. Y su imagen internacional ha quedado aún más denostada. De aceptar este escenario o el anterior, la oposición también perdería credibilidad.

Ejército

Sigue siendo la clave de este tablero de juego. Aunque este sábado hubo más de 60 deserciones, la implosión aún no es real. Por ahora, el verde oliva sigue respondiendo a Maduro. Aunque pueden dar muestras –como ha pasado este sábado en algunos puntos– , de “estar por estar”, de no querer reprimir ni actuar. Pero de ahí, a pasarse al otro bando, es otra historia. No bastarían las palabras de la oposición para que se amparen en la Ley de Amnistía. Necesitan una confianza real a medio y largo plazo.

Conflictividad social

Habrá que esperar a las próximas horas para ver las repercusiones que tiene la represión de este sábado en distintos puntos del país. Si hay gente que reacciona de modo violento, si se mantiene el fuego por parte del Estado. Si pasa, existe el riesgo de disparar una explosión social gigante. Que podría reprimirse fuertemente. O dar motivos para una acción militar interna o externa.

A esta novela le faltan aún muchos capítulos en un guion que escriben decenas de manos que se ven y que no. Y que se elabora, más que día a día, minuto a minuto.

Fuente: El Confidencial

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Aletia Molina